Johannesburgo, AFP. El recio zaguero Lucio se convertió en el nuevo 'cacique' de la selección brasileña dirigida por el hosco timonel Dunga, que le confió su capitanía debido a su fuerte personalidad y con la esperanza que comande a sus 'guerreros' hasta el sexto título Mundial en Sudáfrica-2010.
La presencia del baluarte del Inter de Milán es vital para la fuerte defensa de Brasil, considerada hoy una de las mejores del mundo, con base en ese equipo italiano que además integran el lateral Maicon y el arquero Julio César.
Juan (AS Roma) y el carrilero Michel Bastos (Lyon) la completan.
Símbolo de 'garra', hombre de mando con carácter e incursiones en el área rival, Lucio se consolidó en el puesto y exhibe madurez absoluta desde que ganó en 2002, con 24 años, el quinto título mundial en Corea del Sur y Japón.
"Mi alegría es la misma que en 2002... Mis ganas siguen siendo las mismas, como si fuera mi primer Mundial", confesó el defensa de 32 años, que busca su segundo cetro a partir del grupo G, junto a Corea del Norte, Costa de Marfil y Portugal.
Lucimar Ferreira da Silva, alias Lucio, es el defensa brasileño con mayor número de duelos jugados en Mundiales (7 en 2002, 5 en 2006 y el debut de 2010 con victoria 2-1 ante Corea del Norte, el martes). Además, es el primero de la historia auriverde en disputar tres Copas como titular.
Nacido en la capital Brasilia, el ex Internacional de Porto Alegre y Bayer Leverkusen lleva jugados con la selección 92 duelos.
Desde que asumió en 2006, Dunga exhibió confianza ciega en el 'patrón del área' y siempre le alineó como titular. Con su compañero Juan casi se conocen de memoria y forman una efectiva pareja central.
Con Dunga ganó además la Copa Confederaciones de 2009 y comandó a Brasil al Mundial clasificando anticipadamente y como líder de las eliminatorias sudamericanas. En el Inter tuvo un 2010 de lujo con la triple corona -Serie A, Copa Italia y Liga de Campeones europeos-.
En el Mundial-2006 además ganó el récord de defensa más limpio (368 minutos 'limpio' en el torneo).
Sin embargo, no titubea si debe usar pié fuerte para parar al rival y a poco de iniciado el Mundial, alertó sobre la severidad de los árbitros al señalar que "muchas veces se da que hay tarjetas rojas y amarillas más de lo normal, pero creo que en algunos momentos ellos están exagerando",
Pero su férrea marca, recio carácter y temple tienen como contracara un hombre sensible y totalmente fiel a los preceptos evangélicos, al punto que encabezaba cultos aparte de la actividad de la 'Seleçao' junto a otros compañeros también creyentes, como el crack Kaká.
Fueron varias las veces que Lucio lució camisetas con alusiones religiosas al marcar goles o ganar títulos, aunque por disposición de la FIFA no podrá hacerlo en la Copa. La Confederación incluso autorizó la presencia de un pastor y montó una capilla para ello.
Además, sus botines tienen grabados los nombres de sus tres hijos y el número 3: "a la hora de jugar es importante sentir que ellos están allí", aclaró.
Su valor creció progresivamente en una selección con muchos jugadores de grandes ligas y citada como principal favorita al título, pero Lucio mantiene el discurso de Dunga y, humildemente, predica que predomina "la importancia del grupo" ante todo.
En el que será su último Mundial, Lucio va por un nuevo título para cerrar con broche dorado su exitosa carrera.