No se cambia por nadie, a pesar de sus carencias. El futbol es su vida, a pesar del olvido. Sus horas transcurren en una silla de ruedas, en el barrio Los Angeles, en el sector oeste de la ciudad de San José.
Justo en ese lugar, hace más de medio siglo, reunidos en la rústica zapatería de Roberto Beto Fernández, éste, Pachico y Ricardo Saprissa fueron delineando el perfil de una entidad histórica: el Deportivo Saprissa.
En el otoño de sus 80 años, José Joaquín Pachico García Quesada vive de cosas simples y acuna pocas ilusiones. Una de ellas -la más ambiciosa- es caminar de nuevo. Hace tres años le amputaron su pierna izquierda, por causa de una gangrena.
Su gran anhelo es disponer de una prótesis y valerse por sí mismo. "¡Ah, si la tuviera, volvería a La Sabana!".
Un buen día de los años mozos, aún no se explica por qué, su amigo Luis Cartín Paniagua le endosó el mote de Pachico.
Tampoco hoy termina de comprender, a pesar del tiempo, la razón por la cual fue excluido a última hora del conjunto morado que realizó la histórica gira alrededor del mundo, en el año 1959.
No lo olvida. No lo entiende.
Alvaro Murillo, Mario Catato Cordero, Rodolfo Cholo Sanabria, Mario Flaco Pérez, son solo algunos nombres representativos de decenas de futbolistas que con su vocación de maestro contribuyó a forjar.
Bajo su mando, el club morado ascendió a la primera división en 1949, tras obtener los campeonatos de 1947, en terceras, y 1948, en segundas.
También destacó como director técnico del Orión, Nicolás Marín -que después se llamó Barrio México- y fue además responsable de varias selecciones nacionales.
Aunque no conoce a ninguno de los jugadores actuales ni a los miembros de la junta directiva del campeón nacional, se confiesa saprissista de corazón.
"Sí, morado y mexicanista, porque en el equipo de la barriada también tuve grandes jornadas, cuando lo dirigí. Me acuerdo de figuras del Barrio, como Cabo Chaverri, Picasio Alfaro, El Negro Artavia, Freddy Jiménez Luna..."
Atendió a La Nación el miércoles 4 de noviembre, en el restaurante Los Angeles, a cien metros de su vivienda. Eddy Román, el dueño del establecimiento, envía por él, cada día y puntualmente, a las horas de comida. Allí se distrae con los clientes y mira la televisión.
Con curiosidad y cierta desconfianza, se dedicó a observar al suscrito en los movimientos previos y en el manejo de la computadora portátil.
-¿Qué estás haciendo?
-Transcribo en esta maquinita sus impresiones, Pachico. Es que ahora los periodistas somos modernos, ¿entiende?
-"Sí, ya veo...", comentó, no muy convencido.
Un juego para él
Un grupo de exfutbolistas de distintos equipos de la primera división, encabezados por Allan Rodríguez, Roy Nelson, William Jiménez, Luis Samuel Núñez, Rudy Chaves; y amigos suyos, como Julio Madriz, planean organizar un encuentro futbolístico, tipo juego de estrellas, con el fin de recaudar los fondos necesarios para adquirir la prótesis de pierna izquierda que Pachico necesita para volver a caminar.
"Tocaremos las puertas de la prensa, para poder realizar un juego de estrellas, posiblemente el 26 de diciembre. Podríamos participar quienes fuimos sus discípulos y también figuras actuales de nuestro futbol", explicaron Allan Rodríguez, Roy Nelson y Julio Madriz.
Vive solo. Mas, aunque su trayectoria la ignoran las nuevas generaciones de futbolistas, dirigentes y aficionados, sus pocos amigos nunca le fallan.
"Eddy (dueño del restaurante) es mi mano derecha", comenta con afecto. Estos (los exfutbolistas) siempre me visitan, y Zulay Rojas (madre del exjugador José Manuel Chinimba Rojas) vive pendiente de mis necesidades."
Se mantiene con una modesta pensión que Alvaro Ramos, otro de sus buenos amigos, le gestionó hace varios años.
Se siente afortunado.
Y pese a su estado de postración, tampoco pierde su vivacidad. A lo largo del diálogo, entre incrédulo y bromista, en intervalos, Pachico se ocupaba de preguntar: "¡Pero por Dios!, ¿qué estás escribiendo?".