El tema suena reiterativo y a la vez necesario: los Juegos Deportivos Nacionales, el programa en el que el Gobierno invierte, año a año, un promedio de ¢1.000 millones, requieren de una cirugía urgente, con el fin de que se eliminen los vicios acumulados durante 22 años.
La periodicidad, los recursos humanos con que cuenta el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder), la inversión económica y los aportes que da el programa al deporte tico, son puntos indispensables por analizar, con el fin de que no suceda lo de siempre: las carreras para que las instalaciones estén a tiempo.
Las justas que se efectuarán en Pococí 2000, del 15 al 19 de abril, no escapan a la incertidumbre, y, por eso, aunque ya el Ejecutivo acordó girar ¢185 millones más, la directora del Icoder, Delia Villalobos, teme que los atrasos burocráticos puedan hacerle una mala jugada a los organizadores.
La maquinaria administrativa y la participación de voluntarios (por lo menos se necesita de 2.800 por año) que se emplean en los Juegos, invitan a que se efectúe una nueva evaluación, capaz de arrojar una luz tras dos décadas de competencia.
En la conversación con Villalobos, la funcionaria acepta que el personal del Icoder destinado para la atención de los Juegos es insuficiente y que, incluso, ya las justas de Nicoya, en el 2001, han empezado a sufrir atrasos.
Igualmente, Villalobos es partidaria de determinar "si el dinero que se le brinda a los Juegos no sería mejor aprovechado por el deporte costarricense si se distribuyera de una manera diferente".
La mayoría de las comunidades, añade Villalobos, no están preparadas para darle un uso adecuado a las instalaciones que heredan de las justas, por lo que actualmente se estudia el manejo que se hace de la infraestructura en los cantones de Desamparados, Cartago y San Carlos.
Pese a que los Juegos son el programa más importante del Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder), este ente no ejerce todo el control en lo organizativo y lo deportivo.
Los Juegos son organizados por una asociación, que es un ente privado que siempre tendrá intereses muy particulares, mientras que el Icoder tiene un interés público, por lo que a veces cuesta conciliar ambas posiciones.
¿Cómo salvar esas diferencias?
Creo que a partir de ahora el jerarca del Instituto y el Consejo de Deportes deben de estar más metidos en lo que es el programa, porque hay asuntos que no se pueden delegar. El Icoder tiene que tener más control de los Juegos.
¿Sería mejor que el Icoder tuviera un control pleno?
Eso podría garantizarnos mucho; sin embargo, el problema es que se necesita de la participación de la comunidad. Solo en cuanto a voluntarios, para Pococí, se requieren 2.800.
¿Hasta qué punto se justifica la realización de los Juegos cada año?
Ese es uno de los aspectos que revisará la comisión que analizará el rumbo de los Juegos. Nosotros siempre andamos en carreras, y es que el personal del Icoder destinado a los Juegos no alcanza.
"No podemos estar en Pococí y en Nicoya, por ejemplo, por lo que tengo que decirle que ya con Nicoya arrancamos tarde. Un año no es suficiente tiempo para organizar unos Juegos, porque no hay que olvidar que existen muchos trámites burocráticos.
"Además, es mucho dinero el que invierte el Estado en las justas, por lo que conviene revisar si ese mismo dinero no sería mejor aprovechado por el deporte costarricense si se distribuyera de otra forma".
En cuanto a la valía de las justas, ¿con qué certezas se cuenta?
No lo sabemos científicamente, pero sí tenemos buenas referencias de federaciones, como la de atletismo, que nos ha dicho que de los Juegos salen la mayoría de sus valores.
¿Una vez establecida la naturaleza de los Juegos, las variables deberían cambiar favorablemente?
En la evaluación anterior, realizada a partir de los Juegos de San Carlos, sacamos varias conclusiones. Una de ellas era que los atletas y los dirigentes desconocían para qué eran las justas. No sabían si eran recreativas, competitivas o simplemente para compartir.
"También, la preparación de los atletas era totalmente heterogénea, mientras algunos se preparaban muy bien, otros apenas si se ejercitaban.
"Los atletas, tampoco, tenían una participación constante. Es decir, un año competían y otro no.
"Notamos que la presencia de las mujeres, en los campos deportivo y administrativo, era escasa.
"Con la base apuntada, se determinó, entonces, que los Juegos, en su fase final, tendrán que tener un carácter puramente competitivo".
¿Cuáles de los aspectos apuntados se podrían corregir en Pococí?
Esperamos que el nivel de competencia sea más alto, puesto que a la fase final se clasificarán los mejores atletas. "Confiamos en que la organización resulte mejor que en otras ocasiones".
¿En ese sentido, qué se puede esperar de Pococí 2000?
Hemos sufrido mucho con la organización de estos Juegos. En Pococí tenemos que contar con mejores instalaciones que las que se tuvieron en San Carlos 99. No espero que las justas sean las mejores en la historia de Juegos, pero sí que sean buenas.