Cruzó sus piernas, apoyó su barbilla sobre la mano derecha y no quitó su gélida mirada del inmenso televisor instalado en el "estadio mundialista" de Repretel. Nada lo sacó de su concentración, ni siquiera el gol de Davor Suker.
No, Danko Bukvich continuó incólume. Y tenía razón. El francés Lilian Thuram empató y hasta le alcanzó para remachar el gol del triunfo a los 70 minutos.
De 64 años de edad y 34 de vivir en Costa Rica, este nativo de Zabreb, previó en el intermedio la derrota de sus compatriotas.
"Juegan mal repartidos en la cancha, muy flojos, y su lentitud es asombrosa", dijo sin ocultar su desazón, pues Croacia hizo un buen papel en los partidos previos.
"No sé que nos pasa hoy (ayer), solo atinamos a defendernos, y los contragolpes son tan escasos como inefectivos."
Rodeado de su esposa, Rosemary Berrocal, y sus hijos, Ivo y Ericka, se acomodó de nuevo para la complementaria. Parecía que no era croata, pues algunos aficionados ticos que llegaron a Canal 6 apoyaban con más entusiasmo a los balcánicos.
Gritos y aplausos se estrellaban contra los oídos cada vez que Suker, Boban, Asanovic o Vlaovic llevaban peligro a la meta de Barthez, pero este croata, uno de los pocos que viven en Costa Rica, se mantenía impávido.
"Nada hemos perdido, nadie resultó muerto; es solo un partido de futbol", acompañó al final del encuentro. Y este recordatorio tiene su base histórica.
"Croacia es un pueblo pacífico, pero tenemos vecinos que no lo son, como los serbios. Por ello, hemos tenido muchas guerras y ahí sí hay muertos y dolor", explicó.
Felicitado por algunos seguidores franceses, Bukvich rescató, pese al mal juego de su equipo, el sacrificio de galos y croatas. "Las dos selecciones se esforzaron por ganar, eso es lo importante en el Mundial. Francia sacó mejor provecho y hay que reconocerlo."