Río de Janeiro, 12 mar (EFE).- En la guerra como en el amor y en el fútbol, bienvenida sea la ayuda del más allá.
Seguidores del Flamengo, un equipo que enciende la pasión de más de 35 millones de brasileños, decidieron "fichar" a un hechicero congolés para ayudar al equipo en su difícil partido del próximo sábado contra el Vasco da Gama.
Se trata de Abdullah Abdull y, según sus promotores, tiene en su extenso currículum un desempeño decisivo en el golpe de Estado en la República Democrática del Congo que Laurent Desirée Kabila propinó a Mobutu Sese Seko, en 1997.
"Ese es bueno", dijo el presidente de la Asociación de las Barras del Flamengo (Atorfla, por su nombre en portugués), José Carlos Peruano, al diario deportivo "Ataque".
Peruano, que encabezó la contratación de Abdull, explicó que la decisión fue precipitada por "la falta de resultados" del hechicero haitiano Jean Pierre Duvallier, incorporado a comienzos del año con el compromiso de ayudar a desarticular al Vasco da Gama, el equipo que el Flamengo ve como su principal rival en Río de Janeiro.
"El trabajo de Duvallier es muy blando, pero con Abdulla Abdull Marcelinho Carioca no va a andar en la cancha", sostuvo Peruano.
Marcelinho Carioca, ex jugador del Valencia español (1997), se ha convertido en 2003 en la pieza principal del esquema táctico de Antonio Lopes y en el más temido adversario del Flamengo, club en el que comenzó su carrera futbolística, en 1988.
Los cultos fetichistas, herencia en este país de los africanos traídos como esclavos en el siglo XVI, han servido a los amantes del fútbol, que son casi todos los 170 millones de brasileños, para dar una ayuda extra a sus equipos o, por lo menos, hacer más difícil la de los adversarios.
Los ejemplos son muchos.
Hasta 1999, el Corinthians tuvo como asesor espiritual a Miranílson Carvalho, un "pai de santo", una especie de sacerdote del "candomblé".
El "pai Nilson", como es conocido, trabajó durante quince años para el segundo club más popular de Brasil -después del Flamengo- y entre sus principales preocupaciones estaba la de evitar que otros colegas, al servicio de equipos adversarios "cargaran" a sus jugadores de mala energía.
Baños especiales con hiervas y extrañas fragancias eran indicados a los jugadores para romper malas rachas.
Otro "pai de santo", Reinaldo, previno a los jugadores del Botafogo de la maldición que un directivo les lanzó en 2001 y que los tuvo al borde de caer a la segunda división.
Lavados con agua de añil y mucha sal gorda contribuyeron, según los creyentes, a conjurar la situación. El problema, para muchos de sus seguidores, es que el místico no estuvo cerca el año pasado para impedir la caída del Botafogo a la segunda división.
En 1999, en el campeonato del estado nordeste de Piauí, los equipos locales, Flamengo y River, emplearon todos sus recursos económicos para contratar al técnico Cazapava, un adusto moreno de 120 kilos.
Cazapava, ex centrocampista del Internacional de Porto Alegre y el Corinthians de Sao Paulo en los años 70, es respetado en la región, no tanto por sus innovaciones tácticas, sino por su gran poder de adivinación y la eficacia de sus rezos para atraer suerte, todo eso bajo el amparo de "Oxum", el dios africano que rige las aguas, "Omulu", protector de la tierra, y "Oxalá", señor de la fertilidad. EFE
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