En la cancha Kevin Sancho literalmente dejó la sangre por el Puntarenas FC, pues a pesar de sufrir serios golpes en su frente, por las cuales tuvo que ser atendido y recibió 10 puntadas, pudo festejar el ascenso del cuadro porteño a la Primera División, a imponerse en la serie por el Torneo Clausura a Carmelita.
Primero fue en la fase regular frente al Municipal Liberia donde recibió seis puntos en su frente y el resto fue en el juego de ida de la final del Clausura ante los carmelos. No obstante, como buen capitán supo guiar la nave a buen puerto y quedarse con el título.
El hoy capitán del cuadro naranja es el único sobreviviente del equipo que ganó el Torneo de la Uncaf en 2006, donde incluso anotó y con 20 años fue figura de aquel conjunto naranja que hizo historia al consagrarse como el mejor equipo de Centroamérica en el 2006.
Más maduro y con la responsabilidad de llevar la cinta de capitán, Kevin confesó que siente que pagó una deuda a la afición porteña, que aseguró toda la vida lo apoyó incondicionalmente, sin importar dónde jugara y por eso tiene un sentimiento especial. Además su esposa, la exdiputada Franggi Nicolás, y su hijo, Lautaro, son porteños.
“Tuve la bendición de ser campeón de la Uncaf muy joven, fue mi primer título como jugador. Por lo que poder ascender con el equipo, al ser campeón 16 años después es muy grande para mí. Fue un campeonato muy duro donde los rivales siempre quisieron ganarnos, pero al final se impuso la experiencia y el buen trabajo del cuerpo técnico”, explicó Sancho.
“Conversando con mi esposa, le dije que si volvía a jugar con el Puntarenas FC era para ascender el equipo. Siento que tenía una deuda con la provincia, con el cantón central, porque aquí me han tratado muy bien y sé lo que significa para la gente tener el equipo en la Primera División”, añadió.
En medio de la celebración el volante de 38 años recordó los episodios de sus cortaduras en su frente, los cuales asegura son parte del fútbol y demostró que nunca escatimó esfuerzo a la hora de pelear un balón por la divisa naranja.
“Les dije a mis compañeros que si tenía que dejar la vida en la cancha por el equipo lo iba a hacer. Nos estábamos jugando una final, no podíamos defraudar a una afición que siempre nos apoyó donde quiera que jugamos y la forma de retribuir ese cariño era dándolo todo en la cancha”, añadió Sancho.
“En cuanto a mi futuro, físicamente me siento muy bien, vamos a seguir trabajando para que esta institución continúe creciendo. Ahora la gente está feliz y es un orgullo haber podido contribuir para que este grupo alcanzara las metas que se propuso al inicio del campeonato”, acotó.