El fútbol femenino vive una época que muchos consideran como gloriosa, porque la afición se ha metido de lleno a vivir las emociones del torneo nacional, los medios de comunicación han atendido el llamado y dan cobertura, mientras muchas jugadoras ya se desarrollan en un ambiente profesional. No obstante, lejos de ese aguacero de buenas noticias, hay otra realidad paralela.
Los equipos alejados de la meseta central, como Suva Sports y el Municipal Pococí, apenas si pueden sobrevivir, pese a que juegan en la misma categoría que Alajuelense, Herediano, Sporting o Saprissa.
Estos planteles ven desde sus pueblos cómo los otros clubes han conseguido avanzar en la profesionalización, mientras ellos continúan sufriendo mes a mes para costear los gastos generales de los equipos.
Wilberth Ureña, presidente de Suva, asegura que en su institución no hay salario ni viáticos para las muchachas, ya que la pandemia los ha golpeado fuerte, además de que los recursos son contados para los gastos normales como alimentación y transporte del cuadro como tal.
“Se les ayuda a las chicas con un fisioterapeuta que nos hace un superprecio por ayudarnos. Nosotros costeamos traslado, alimentación, ellas llevan dinero para cosas adicionales. La mayoría de las chicas cuando se resfrían las vamos a visitar y les llevamos una inyección o algo, pero nosotros no podemos dar salario o viáticos, no nos da”, dijo con sinceridad.
Suva juega en el Estadio Municipal de Pérez Zeledón, además de que posee un convenio para utilizar este reducto y el polideportivo de la zona para sus entrenamientos. Tienen derecho a usar cada centro deportivo dos veces por semana.
Un caso similar se da en el Caribe de Costa Rica, donde tiene su sede el Municipal Pococí.
Jimmy Núñez, gerente general de la institución, no escondió que la existencia del equipo se debe al patrocinador televisivo que tienen en estos momentos, si esta relación no existiera el club ya estaría cerrado.
“Al equipo lo salva la empresa Tigo, porque de lo contrario, ya hubiera desaparecido. Con eso que ellos me dan, yo distribuyo para darle viáticos a las muchachas, los montos van desde los ₡75.000 a los ₡20.000, le damos a varias categorías y al final solo en este rubro a mi se va ₡1 millón”, explicó.
Un gran freno al impulso de Núñez por buscar mejores condiciones ha sido el poco apoyo que ha encontrado de la empresa privada.
“Nosotros tenemos muchas dificultades de canchas, lamentablemente no hemos logrado que las autoridades deportivas del cantón y grandes empresas vean lo importante que es la institución. Acá no ven que somos las actuales campeonas de Juegos Nacionales. Imagínese que yo en el primer año puse ₡4 millones, a partir de ahí decidí no ver cuánto pongo porque sino me retiro de tanto que hay que poner”; declaró.
Ambos equipos ven imposible competir salarialmente y en otras condiciones como instalaciones deportivas y exposición con Saprissa, Alajuelense, Sporting, Herediano y el propio Dimas Escazú.
“Hay mucha distancia entre Alajuelense y nosotros. Nosotros somos un equipo familiar que iniciamos hace cuatro años, pero es algo del núcleo familiar, no es lo mismo que Saprissa, Herediano, Alajuelense... En esa línea ellos sí han exponenciado a su equipo. Con esto le digo todo, nosotros tenemos una jugadora en la Selección, pero es porque es la única que podemos trasladar y conseguirle las condiciones allá, si nos llaman otra no sé cómo haríamos”, detalló Wilberth Ureña de Suva Sports.
“Nosotros decidimos hacerle frente a la Primera División, pero de camino nos dimos cuenta que mantener el equipo era carísimo, en ese punto puedo decir que don Víctor Hugo Alfaro (presidente de la Liga Femenina) nos ha ayudado, porque por ejemplo nos consiguió la doctora para los partidos que no teníamos, pero hay otro montón de preocupaciones”, agregó Núñez de Pococí.
Tan lejanas son las condiciones de estas dos escuadras respecto a otros clubes que ambos son conscientes que pelear por el campeonato no está en sus planes de desarrollo.
“Suva y Pococí no pelean el título, pero desarrollamos jugadoras de las regiones alejadas como Limón y el sector sur del país. El papel de nosotros es muy importante. La meseta central está bien ya eso lo sabemos y lo vemos por televisión, pero mi pregunta es qué pasa con los equipos pequeños, porque se fue Liberia a segunda división y cuál fue el apoyo que hubo de la Liga Femenina para ellos... Porque es un gran semillero y por algo son campeonas U-15 y U-17”, enfatizó Núñez.
Según el dirigente de la región Caribe, lo que sucedió con las pamperas es algo que quieren evitar, ya que si se pierde la categoría la subsistencia es mucho más dura.
¿Qué dice la Uniffut? El presidente la Liga de Fútbol Femenino, Víctor Hugo Alfaro, aseguró que el torneo ahora es mucho más fuerte por el aporte que han venido a hacer instituciones como Alajuelense, Herediano, Saprissa y Sporting.
Alfaro dijo que a él le encantaría un campeonato más igualado en cuanto a condiciones para todos los clubes, ante esto ha desarrollado proyectos para darle una mano a los equipos, como sucedió con Pococí que no tenía forma de conseguir un doctor.
“Es el camino, pero bueno también naturalmente y en todos los campeonatos usted encontrará equipos más débiles, Nosotros como liga hemos hecho un gran desarrollo de estructura para propiciar ese desarrollo”, explicó.
“Tenemos un gran proyecto de ligas menores, la Liga Femenina de Fútbol ha generado muchas jugadoras y por eso se ve el desarrollo ahora, tenemos torneos U-9, U-11, segunda división, tercera división... Cuando usted tiene esto puede tener desarrollo, hay que tratar ahora de mejorar condiciones”, agregó.
Consultado respecto a que las enormes diferencias económicas generan brechas deportivas, el jerarca expresó que eso no le preocupa ya que es un fenómeno natural de la competencia.
“No me asusta, porque en el de hombres hay dos o tres que también viven así (peleando con las uñas por no descender), entonces es lo normal de cualquier campeonato, lo que me preocuparía es que fueran solo dos equipos competitivos, pero si usted ve nosotros tenemos como seis escuadras peleando por clasificar”, recalcó.
El fútbol femenino vive dos realidades distintas en su primera división. Están los equipos que provocaron la explosión de las disciplina y están prácticamente en el profesionalismo como Alajuelense, Saprissa, Herediano y Sporting; por otro lado están los que todavía trabajan con las uñas, los cuadros en los que los directivos ponen de su bolsa para mantener el barco a flote como Suva Sports y Pococí.
La clase media del fútbol femenino
En el balompié femenino hay otras dos escuadras que no pasan las penurias de los planteles que están fuera del Valle Central, pero tampoco tienen los lujos de los equipos como Saprissa, Alajuelense, Herediano o Sporting.
Dimas Escazú y Coronado son clubes que cuentan con una estabilidad, la cual les permite mantenerse en el promedio de competencia.
“Nosotros tenemos 10 patrocinadores, uno muy importante. Nos cuesta un poco más porque no tenemos el poderío económico de Alajuelense que pagan $3.000, $6.000, pero nuestros salarios consideramos que son competitivos”, dijo José Barboza, vocero de Coronado.
En el caso de Coronado se declaran totalmente autosostenibles en la parte financiera y con condiciones aceptables para su equipo.
“Coronado, con el patrocinio y la ayuda del Comité de Deportes, es sostenible, sobrevive, la Junta Directiva hace calculadora todos los fines de semana para darles almuerzo y cosas a las muchachas, pero el sueño se sostiene”, manifestó Barboza.
Una de las instituciones con mejor organización es Dimas Escazú, plantel que pese a no tener el respaldo de un equipo de Primera División masculina tiene solvencia para mantenerse compitiendo.
“Hay dos realidades, una se compone de los equipos de estructuras masculinas que absorbieron equipos femeninos y el resto. En el caso de Dimas somos una asociación deportiva independiente, iniciamos en el 2003 y en el 2012 logramos recibir el apoyo del Comité de Deportes, por reglamento interno de la municipalidad, hay un artículo que dice que el representante del cantón recibe el apoyo. El apoyo cubre el 30% del presupuesto total de Dimas más el uso de instalaciones. El resto de la estructura lo hemos sostenido con aporte familiar, mis hijas están invirtiendo en el equipo, ellas me ayudan mucho en la parte económica”; comunicó Geovanni Vargas, gerente general de la organización.
Aunque Dimas todavía lo que entrega a sus jugadoras son viáticos, sí ha logrado desarrollar una serie de proyectos que son señales de que el profesionalismo está cerca.
“Tenemos un programa académico - residencia en el que logramos rescatar jugadoras fuera del GAM, las traemos, las formamos y las incluimos en la Primera División, son muchachos que reciben acá un apoyo enorme en educación, alimentación y vivienda. Aproximadamente invertimos al mes ₡225.000 por cada jugadora porque les pagamos casa, alimentación, les gestionamos becas”, expuso.
Vargas finalizó haciendo un llamado a la Federación Costarricense de Fútbol para que reflexione y busque un control sobre la brecha que hay entre los equipos como Sporting, Saprissa, Herediano y Alajuelense y el resto.
“Hay una gran diferencia, y hay algo más grave, me parece que la Fedefútbol debe ponerle atención a la brecha entre las realidades, porque es cierto que hay dos clubes que viven el día a día y eso es bien complejo, pero a eso súmele que los clubes de estructuras grandes se llevan las jugadoras de esos equipos y no las necesitan. En México la Federación regula eso, sí acá la Federación hiciera eso avanzaremos mucho más rápido”, concluyó.