Alucinando ante la belleza de El Ateneo, la librería más bella del mundo (según yo), ese antiguo teatro bonaerense, aún con sus palcos, sus balcones, su escenario de enorme telón rojo, sus bombillas redondas, sus detalles dorados, su cúpula pintada con ángeles, antigua morada de las artes dramáticas, hoy convertido en la Capilla Sixtina de los amantes del papel y la tinta (según yo), con sus anaqueles repletos de libros, tentando a salir de ahí con más de lo que se puede leer, de pronto uno descubre que puede abandonar Argentina con un ejemplar, el otro o varios, pero no sin una foto en El Ateneo.
Entonces, se echa mano al primer moro o cristiano que se acerca (ni uno ni otro, en esta ocasión. sino dos orientales, posiblemente padre e hijo). No tuve la cortesía de un ¿Where do you from?, quizás porque ellos se adelantaron con la pregunta. Después de mi “Costa Rica” y un par de segundos de silencio buscando en el mapa mental, el “chino” más joven expresó animado: “¡ah, sí! Cota Rica. Ricky Martin... Me gusta”.
–No, eso es Puerto Rico –me apuré a explicar, para sonroso de mis fotógrafos ocasionales. Después de una breve explicación geográfica (en el centro de América, entre Panamá y Nicaragua), tan solo se me ocurrió una referencia a lo Ricky Martin: el Real Madrid, Keylor Navas, el portero.
Sus caras revelaban que habría sido lo mismo mencionar a Carmen Lyra. Ellos, ni idea. No hay problema; solo quería una foto. Al menos prometieron, al despedirse, informarse sobre nuestro país.
Aunque la lista de orgullos patrios “made in Costa Rica” posiblemente debería empezar con el país sin ejército o el país verde con el 25,5% de su territorio protegido en parques nacionales, tampoco es pecado echar mano a lo popular.
Si Keylor Navas sobrevive a los caprichos del Real Madrid, se convertirá poco a poco –nos guste o no– en embajador tico –incluso en el país del oriental admirador de Living la vida loca–.
Admito que la keylormanía en nuestro entorno a veces roza el empacho, con la prensa atenta a cada respiro del guardameta y la afición devorando noticias relevantes, noticias superfluas, noticias de noticias. Lo entiendo: no todos los días se tiene un jugador en el Real Madrid, capaz de poner en el mapa al país, así no sea un Ricky Martin.