Un electricista empírico recorta balones en la media cancha, un portero les vende ceviche a sus compañeros de equipo, un defensa recorre las calles como taxista pirata y un comerciante de frutas y verduras cubre la parte baja generañela.
AS Puma y San Carlos, los aspirantes a regresar a la Primera División, tienen en sus filas a jugadores que retratan la realidad de los clubes de la Liga de Ascenso: los recursos limitados obligan a varios de sus futbolistas a tener otras ocupaciones para redondearse un mejor salario.
Román vende ceviche en el Carlos Ugalde

Mientras no está cuidando los tres palos de San Carlos, el arquero Román Arrieta improvisa un puesto en el estadio Carlos Ugalde para vender ceviche.
Sus compañeros de equipo son los principales clientes, así como personal administrativo del club a los que se acostumbró a tenerles ese producto después de los entrenamientos.
"Uno busca recursos para la familia, esto que yo hago (vender ceviche) me ayuda bastante", dijo el cancerbero, quien carga una hielera con 50 envases de ceviche.
Arrieta, quien jugó en Primera División con los Toros del Norte, AS Puma y Limón, acepta que en la segunda categoría la situación económica de los clubes no es de tanta bonanza y por ello se buscó una alternativa económica.
"Jugar en segunda está sujeto a salarios mucho más bajos, tamaño poco. No es lo mismo en Primera, donde hay mayor apoyo y patrocinio", confesó.
Sobre el negocio al que se dedica, el portero contó que se trata de una pequeña sociedad con sus suegros, con quienes comparte en Santa Rita de Río Cuarto de Grecia.
"Todos los días cargo el carro y viajo una hora, acomodo el ceviche en tacitas pequeñas, traigo las salsitas y le incluyo refresco. Los vendo en ¢1.500. Con eso me defiendo. Es una bonita oportunidad para remendar algún hueco", indicó.
El cancerbero manifestó que aún y con las limitaciones de la Segunda, San Carlos tiene las condiciones para volver a Primera.
"Tenemos un grupo de muchachos muy sacrificados que tiene un gran sueño, queremos ver a este equipo donde se merece. La Junta Directiva ha hecho un gran esfuerzo a brincos y a saltos porque la Segunda División es muy complicada en la parte económica. Este es un cantón con muchos recursos pero en Segunda el impacto no es el mismo", apuntó.
Zárate, un taxista pirata en Ciudad Quesada

Jonathan Zárate se levanta a diario a las 5 a. m., enciende su vehículo e inicia su labor como taxista pirata. Al filo de las 8 a. m. se pone los tacos, entrena un par de horas con San Carlos y finalizada la sesión, hace una breve pausa para retomar sus labores al volante hasta el anochecer.
El zaguero norteño combina su faceta de titular en la divisa sancarleña con la de taxista informal, ocupación que le permitió costearse la carrera de Educación Física, de la que ya es licenciado.
"Del equipo uno no puede vivir pues en la Segunda División siempre hay inconvenientes económicos. Desde que salí del colegio me ha tocado pulsearla muy duro para pagarme los estudios y ayudarles a mis papás en la casa", contó.
El defensor de 24 años es oriundo del Barrio La Cruz, un poblado de escasos recursos ubicado en Ciudad Quesada, en el que se criaron, entre otros, Álvaro Saborío y el actual defensor belemita Jorge Ramírez.
Zárate contó que la mayor parte de su travesía como pirata la realizó en un Hyundai Accent modelo 95 y gracias a su empeño, meses atrás cambió su vehículo por un modelo más reciente que sigue utilizando como taxi.
"Legalmente soy un pulseador, hice un ahorro, saqué un préstamo gracias al apoyo de mi hermano, un día me fui para la frontera, compré tenis y me metí en el negocio de venderlas. Gracias a Dios me está yendo muy bien como taxista y comerciante. Como dicen, la plata está en la calle", dijo.
El defensor, reconocido en San Carlos como Coopepan, porque así le dicen a su padre, añora un ascenso a Primera, no solo porque nunca ha militado en esa división sino además para aspirar a una mejora salarial como jugador profesional.
"Para el equipo es duro mantenerse en Segunda División, yo lo que recibo son ¢300.000 mensuales, es díficil vivir solo con eso. Soy un pulseador más de la calle, la verdad en esa. Tengo como cinco años de estar pirateando", expresó.
Sobre sí dejará de piratear en caso de un eventual ascenso, Zárate tiene claro que optaría por rebajar las horas al volante, ya que la dedicación al fútbol sería su prioridad.
Bermúdez es ayudante de electricista

De niño, Cristian Bermúdez, actual volante de AS Puma, siempre acompañó a su padre en sus labores como electricista. Hoy, a sus 22 años, esa costumbre sigue vigente.
Una vez que finaliza sus entrenamientos con el equipo generaleño, el mediocampista se va directo al lugar de trabajo de su papá, del que es su principal asistente.
De su progenitor aprendió que a "la electricidad hay que tenerle respeto pero no miedo" y según confiesa nunca se ha llevado un susto.
"A mí me gusta trabajar como electricista, algún día quiero graduarme como ingeniero eléctrico, es mi sueño", dijo Cristian, quien debe empezar por sacar el bachillerato por madurez, ya que llegó hasta noveno año de colegio.
Al igual que sus rivales sancarleños, el futbolista afirmó que los recursos no son abundantes en el club, pero los jugadores y los dueños los hacen sentir cómodos. De ahí que la meta es ascender para que la situación económica mejore.
"Yo salgo adelante con lo que AS Puma y mi papá me dan. Aunque no tengo hijos, uno siempre quiere tener sus cositas y con lo que me gano lo logro", declaró.
El volante es uno de los hombres que se mantiene en las filas de AS Puma desde que descendió dos temporadas atrás, por lo que la experiencia de ascender no sería nueva.
"Si Dios quiere y subimos a Primera, no pienso dejar de ser electricista, mi fe es combinar ambas cosas. Quiero aprender más y seguir adelante", concluyó.
Fallas, verdulero en Cajón de Pérez Zeledón

El defensa generaleño Róger Fallas madruga todos los miércoles y jueves para asistir a una feria en San Isidro de El General para surtir la verdulería familiar en Cajón de Pérez Zeledón.
Su tarea habitual es comprar las frutas y verduras del negocio que años atrás fundó su esposa. Esa tarea es parte de su rutina diaria, en la que no faltan los entrenamientos matinales con el modesto AS Puma.
"Marvin Chinchilla (uno de los dueños del equipo) sabe que si un día no puedo ir a entrenar es por mi trabajo, él sabe de mi profesionalismo. Y si bien es cierto hay días más cansados que otros por madrugar, es algo que lo complemento de buena manera", expresó.
Róger comentó que para él uno de los días más pesados es el jueves, pues desde las 4 a. m. está en pie para ir a la feria, horas después está en el colectivo que sirve de ensayo para la jornada dominical.
En relación con las condiciones económicas, el zaguero recalcó que siempre es fundamental tener un ingreso adicional.
"Uno entiende las situaciones que se viven y por eso hay que buscar algo más para solventar las necesidades económicas que uno tiene".
Fallas también tuvo experiencia en Primera al jugar con el Municipal Pérez Zeledón y la Universidad de Costa Rica, por lo que a sus 29 años aspira a ver su nombre de nuevo en el máximo circuito del fútbol nacional.
"En familia ya lo hablamos, si ascendemos debo dedicarme más al fútbol, es un nivel bastante alto y los entrenamientos te dan otro tipo de rendimiento. No podría estar tanto en el negocio pero tampoco se trata de descuidarlo", dijo.