Hace diez años se dio la trágica muerte de Adrián Segura Alvarado, el único fallecimiento registrado en el país en un enfrentamiento entre barras de futbol.
Segura, miembro de La Garra florense, viajó el 15 de octubre del 2000 hacia el Alejandro Morera Soto para observar un duelo entre su equipo y Alajuelense.
No obstante, no llegó al estadio. Unos 125 metros antes de la Iglesia de La Agonía, en el centro de Alajuela, en medio de una batalla campal entre La Garra y La Doce (barra manuda), el joven de solo 19 años fue golpeado con una piedra en la cabeza. No despertó más. Pasó dos días hospitalizado, pero murió el 17 de octubre.
Tristemente, una década después y con una vida menos, la violencia en el futbol tico continúa.
Hace unos días, dos exmiembros de La Garra, Diego Chacón y otro que no quiso ser identificado, compartieron, de primera mano, la historia de aquel domingo.
Ellos eran amigos de Segura y fueron protagonistas en la pelea que dio con la muerte de este vecino de Mercedes Sur de Heredia.
“Perfectamente me acuerdo de ver a Adrián sentado en las gradas de la boletería de sol, esperando los buses”, expresó Chacón.
La empresa de autobuses era La 400 y dejó a la barra, a eso de las 10 a. m., en Cemaco de Alajuela.
De ahí empezó la característica marcha, adornada con los cánticos y el tronar de los bombos de rigor. Eran unos 200 seguidores
Empero, al acercarse a La Agonía, por la vía principal, sufrieron una “emboscada” de parte de La Doce, con palos, piedras y botellas.
“Llovía de todo. Un grupo se fue a sacar pecho y a ‘chocar’. Entre ellos iba Adrián. Otros nos quedamos cuidando las banderas y el bombo. En ese tiempo no se acostumbraba la escolta policial. Era una emboscada dura”, agregó.
“Yo solo lo vi caer al suelo (a Segura). Me acerqué a ayudarlo, pero de la boca le salía mucha sangre”, apuntó el individuo que prefirió mantenerse anónimo, que en ese momento era líder de La Garra.
“Solo unos segundos después, ya no había bronca alrededor, esta se había desplazado para el Morera. Un señor se acercó a ayudar y llamó a una ambulancia, así que dejé a Adrián con los “viejos” de la barra y me fui a tratar de parar a los que seguían peleando”, sumó.
Durante los instantes descritos anteriormente, con los accesorios ya asegurados, Chacón contó que él y algunos otros se fueron a apoyar a sus compañeros.
“Cuando pasé, volví a ver y estaba en el piso. Estaba convulsionando, con sangre en la boca, en un oído y en la nariz. Fue impactante”.
Según Chacón, un integrante de La Doce había estado escondido entre dos carros y golpeó a Segura en la cabeza con una roca. “Fue como un puñetazo, con la piedra en la mano”. Fue un lapso de diez minutos.
A La Garra, la policía la mandó de vuelta a Heredia.
En el centro médico fue operado de emergencia, pero nunca recuperó la conciencia.
Sobrevivió varios paros cardiorrespiratorios, pero a su madre, Ana María Alvarado, se le dijo el lunes por la noche que su hijo sufría de muerte neurológica y que era “cuestión de horas” . Así sucedió.
“El martes yo iba para la universidad y me topé a un compañero de la barra. Me dijo ‘viste, se nos fue Adrián’. Fue duro”, dijo Chacón.
“Como el lunes no nos dieron información, el martes nos fuimos al hospital, pero nos mandaron para la casa sin decirnos nada. Preocupados, nos fuimos al “parquecito del sur” en Heredia, un tradicional punto de reunión nuestro, para montar una vela, pero a media tarde nos dimos cuenta que había muerto. Hubo muchas lágrimas”, expresó el anónimo.
“Mucha gente dejó La Garra. Entre los que quedamos, unos decían ojo por ojo, otros que había que calmarse. Decidimos dejar el asunto ahí, porque perdimos a un amigo y no queríamos perder a nadie más”, cerró Chacón.
Ambos entrevistados afirmaron que en las últimas semanas, a través de un sitio en el portal facebook, generaron una iniciativa para hoy ir a dejar flores a Segura, en Jardines del Recuerdo.
La Garra actual de vez en cuando saca mantas con el rostro de Segura y un grabado que reza “alentando desde el cielo”.