Las finales de fútbol de nuestra Primera División en el pasado eran el momento ideal para analizar virtudes y defectos de los equipos más regulares del torneo, resaltar figuras, conversar sobre los buenos partidos o los novatos que se ganaron un puesto. Sin olvidar las gratas sorpresas que surgieron en el certamen.
Pero de pronto, así como el periodismo cambió por las redes sociales, el Norte de la valoración de una final del balompié tico se convirtió en un monólogo de dimes y diretes sobre malos arbitrajes, racismos, acusaciones con o sin fundamentos. Es decir, una ‘tiradera’ que embarrialó el deporte más seguido en nuestro país.
De pronto las conferencia de prensa, o los pocos minutos que da la Unafut ante la nueva reglamentación por la situación sanitaria de la covid-19, empezaron a convertirse en el escenario de pleitos callejeros, donde se sacan a relucir los trapos sucios. A tirar la piedra y esconder la mano, en medio de gritos, señalamientos que no permiten conocer a fondo la evaluación de un resultado.
Una cosa es ponerle picante a los partidos y otra es despotricar contra el adversario. Una cosa es realizar acusaciones con documentos o nombres, como se debe hacer, y otra solo dar insinuaciones sin pies ni cabeza, demostrado poco seriedad o simplemente deseos de encender la mecha y esperar que explote el polvorín.
Es claro que gran culpa de lo que sucede la tienen los organismos rectores de nuestro fútbol. Quienes ante los malos arbitrajes y señalamientos previos, no tomaron cartas en el asunto o salieron ante los medios a afrontar con honorabilidad lo malo que está sucediendo en el campeonato.
Se escudan en el silencio, en el anonimato y no dan la cara frente a los serios cuestionamientos que surgen después de cada compromiso. Es más fácil ver la corrida desde la barrera, que tomar el toro por los cuernos.
¿Qué sucederá si nuevos fallos arbitrales deciden el rumbo del futuro campeón nacional?
La verdad no lo quiero imaginar, sería más que lamentable y solo dejaría al desnudo la pésima gestión de la Comisión de Arbitraje, la Fedefútbol y la Unafut, las cuales no lograron a tiempo encausar el rumbo de una situación que le quitará credibilidad al campeón, en caso de suceder.
