
Aquel niño era tan hiperactivo que su mamá llegó un día a preguntarle si quería jugar fútbol. Él le respondió que sí, porque le gustaba mucho. El siguiente paso fue acudir a la escuela de fútbol de Liga Deportiva Alajuelense que estaba en el CUNA y así es como empezó la historia de Miguel Andrés Ajú, quien este domingo podría jugar su primer clásico en la máxima categoría.
Era jugador de campo y tenía como profesora a Amelia Valverde, la actual seleccionadora nacional femenina, quien fue la que lo llevó a élite en Alajuelense.
Ahí, la entrenadora le dijo que le veía características distintas y lo visualizaba más como portero. La sugerencia de la formadora le agradó, porque a él ya le llamaban la atención Wardy Alfaro y Patrick Pemberton.
Al acatar la recomendación de Amelia, él empezó a conocer a Román González, quien se convirtió en uno de sus mentores y máximos consejeros.
“Yo no lo ocultaba, me vestía igual que Patrick y conforme fui creciendo forjé mi estilo, se quedaron algunas cosillas, pero uno de los aspectos más importantes de mi vida en ese momento era que Wílmer (López) y Chunche (Mauricio Montero) me decían que dejara de imitar, que mantuviera mi estilo. Ahí empecé a forjarlo y se me quedaron cosillas, pero al fin de cuentas ha sido mi estilo”, confesó Miguel Andrés Ajú en el podcast de Alajuelense, ‘Corazón Manudo’.
La figura que él imitaba era Pemberton y tenerlo de compañero fue increíble para ese jovencito que hasta hace unos años descubrió que Yael López era su hermano, pues son hijos del exfutbolista colombiano Nisson Perea.
Empero, Ajú lanzó una confesión: “El ídolo mío siempre ha sido (Keylor) Navas. Siempre lo he visto como el máximo referente y es uno de los que intento sacar aspectos técnicos y tácticos, porque lo que hoy representa él quién no lo quiere seguir. Hay modelos, yo como portero veo a muy buenos porteros a nivel mundial y Navas para mí es mi referente, mi ídolo”.
Una de las vivencias que lo marcó fue ser parte de la Selección Infantil que acudió al Mundial Sub-17 de Chile en 2015.
“Fue una experiencia muy buena a nivel personal, tres meses antes había fallecido mi abuela y Román González, que hoy en día es mi tata en el tema del fútbol, llegó al entierro y me dijo: ‘Ajú, vienen grandes cosas para usted’. En ese momento me llevaron, tres meses antes del Mundial. Era el tercer portero y me dijeron que estaba en mis manos, si entrenaba bien”.
Otra anécdota de Ajú se resume en que se perdió en España, cuando el arquero fue a hacer una prueba al Albacete.
“Mi representante me llevó y me dijo: ‘Aquí está el hospedaje, la comida, los compañeros y no sé qué y no sé cuánto’. En la noche yo quería hablar por teléfono y el wifi estaba complicado. Le dije a un español que me llevara a comprar un chip y me llevaron en el carro a un mall, ellos iban para otro lado y me dijeron que si me acordaba dónde queda la residencia y yo dije sí, que tranquilos”, relató.
Ellos le indicaron que por cualquier cosa, la residencia se llamaba Castilla La Mancha. Al salir del centro comercial, Ajú empezó a caminar, pero no divisaba el punto al que tenía que llegar.
“Yo me senté a las 10 p.m. con abrigo todo misterioso y me puse a llorar, estaba como a menos dos grados, estaba frío y yo en pantaloneta. Mi mamá me dijo que llevara ropa para frío y no le hice caso”.
Intentó pedirle ayuda a las personas que caminaban por ahí. Aunque les decía que era de Costa Rica, pasaban directo.
“Venía un muchachillo y le dije que mi nombre es Miguel Ajú, vengo de Costa Rica, vengo a hacer prueba al Albacete. Y me responde: ‘Usted es Miguel Ajú, ahí lo vi’. Y es más, si yo supiera el nombre yo le escribo y le doy gracias”.
Pero es que la historia no se acabó ahí. “Me dice: Cómo se llama donde se está quedando. Le respondo: Castilla La Mancha. Y me vuelve a ver y me dice que si es en serio, porque está al frente”.
Ajú tuvo la opción de convertirse en legionario. Su abuelo materno es chino y eso le permitía optar por la nacionalización.
“Se hicieron los papeles, fueron tres meses de una experiencia muy buena y siento que crecí y aprendí a ser profesional por todo lo que vi y no me quedé por cosas de la vida. Y le agradezco a Dios, porque cinco meses después se vino la covid-19. Firmé un contrato, pero la embajada dijo que no y el contrato se rompió”.
Recordó que en ese tiempo que estuvo en Asia, hubo un momento en el que sufrió por ‘mal de patria’.
“Es que en Jicaral hace poco estaba a dos o tres horas (del hogar), allá estaba a 48 horas, dependiendo de cómo viaje. Yo estaba durmiendo y mi mamá estaba trabajando, en algún momento le dije a Dios que me acompañara en esta aventura. Al fin de cuentas me ayudó y desde ahí soy una persona de mucha fe, por lo que vi, por lo que sentí”, subrayó.
Después de tantas aventuras y paradones, Miguel Andrés Ajú podría estar a las puertas de jugar su primer clásico, defendiendo el arco de Alajuelense.
El arquero de 22 años actuó en los primeros cuatro partidos de la Liga, mientras Leonel Moreira cumplía una sanción. El jovencito quiere seguir jugando y el experimentado anhela verse de nuevo en un partido.
Albert Rudé no da pistas y promete que elegirá al arquero que crea que le puede ayudar más al equipo en el clásico de este domingo, que será a las 11 a. m., en el Estadio Nacional.
“A mí lo que me da seguridad es poder contar con dos muy buenos porteros, eso me da muchísima seguridad. Para mí es muy importante poder contar en cada posición con dos jugadores mínimo que puedan competir entre ellos, porque esa competitividad genera que aumente el rendimiento”, destacó el técnico de Alajuelense.
¿Miguel Andrés Ajú o Leonel Moreira? La Liga prefiere mantener su secreto hasta la hora de la verdad.
