Al futbolista Gabriel Badilla lo conocieron miles de costarricenses, pero a la persona no todos. El jugador más allá de la cancha también dejó corazones marcados y muchos recuerdos.
Hace exactamente cuatro años, el 20 de noviembre de 2016, Badilla falleció luego de desplomarse durante una carrera de atletismo.
Hoy sigue estando presente y rememorar su muerte vuelve a traer el sentimiento de asombro e incredulidad, como le sucedió a Amado Guevara hace pocos días, cuando le consulté cuáles recuerdos tenía del joven que conoció en 2002.
Una anécdota contada por el hondureño también me hizo hablar con Rándall Azofeifa, el mejor amigo del Gladiador, y Armando Alonso, otra de las personas más allegadas.
Con risas, así traen a la memoria al zaguero aguerrido en el terreno de juego. Queda claro su amor por el fútbol desde niño, su faceta de travieso, astuto y también de coleccionista.
Apenas dando sus primeros pasos en el equipo morado, Armando Alonso, Gabriel Badilla, Christian Bolaños y Randall Azofeifa le pedían el carro a Amado Guevara sin tener permiso para conducir.
“Yo tranquilamente se los daba y al tiempo me di cuenta que ninguno tenía licencia de conducir. Y les digo, ¿ustedes qué hacen? Me van a meter en un problema, porque con ellos pasaba muy pendiente. Me engañaron, así les dije, pero me llevaba muy bien con ellos”.
Tanto Azofeifa como Alonso se ríen al recordar esos momentos. El volante herediano dice que Badilla era el único con licencia, mientras Armando asegura que ninguno podía manejar y el Lobo los “alcahuetaba”.
Lo cierto es que lograban su cometido.
“Cuando queríamos hacer un mandado o ir largo, Gabriel era el que manejaba. Le decíamos a Amado que nos prestara el carro; recuerdo que era un Honda Accord rojo, un chuzo, de los mejores carros. Después se lo entregábamos en la pura noche”, cuenta entre risas el exftubolista.
Gabriel siempre dejó claro que no le tenía miedo a nada, incluyendo a la maestra del kínder. De ahí nace el recuerdo de Rándall, poniendo en evidencia que la relación entre ambos fue prácticamente desde nacimiento.
Los papás de Gabriel le vendieron la casa a los de Rándall, pero se pasaron casi a la par.
“Desde que tengo uso de razón nos conocimos”, añade Azofeifa, luego de contar los días en que se iba a jugar fútbol a la plaza de Tibás y Badilla se escapaba del kínder para acompañarlo.
“Gabriel era seis meses mayor que yo, exactos, entonces él estaba en el kínder y yo no. Me acuerdo que era la Estrellita Feliz (el kínder). A la par está la plaza de fútbol, ahí me iba a jugar y Gabriel se saltaba la malla del kínder para jugar conmigo; luego salía la niña y se lo llevaba. Pero se salía varias veces en un mismo rato. Estoy hablando de tener cinco o seis años”.
También se le viene a la mente el día que su amigo inseparable jugó de portero en un campeonato del kínder y cuando le metieron un gol no quiso seguir, entonces Azofeifa, quien fue llevado de forro, tuvo que asumir la portería.
Al Caya, por su parte, hay algo en particular que en cualquier momento de su día le trae a la mente a su compañero de selecciones nacionales y el Saprissa.
Una canción de Alejandro Fernández, porque cuenta que a “Gabri”, como se refiere a él, le gustaba mucho escuchar y cantar la música del mexicano.
También era seguidor de Marc Anthony y solía coleccionar discos compactos de diferentes cantantes.
“Se peleaba con nosotros porque tenía muchos discos y cuando íbamos de viaje le decíamos que nos prestara algún disco y no quería. Era muy cuidadoso; todo mundo le quería quitar los discos pero no nos dejaba”.
La amistad entre ambos continuó hasta la muerte. El paso de Alonso a Liga Deportiva Alajuelense no fue obstáculo para ello, con todo y los fuertes enfrentamientos entre ambos durante los clásicos.
“Peleábamos mucho en la cancha pero nos conocíamos como hermanos. Terminaba el partido y ya, todo quedaba ahí. Tenía carácter fuerte pero yo conocía las debilidades”.
“Hace falta, siempre está la espinita de lo que pasó, de por qué pasó, pero son cosas que Dios tenía un destino para él y está mejor en este momento”, añadió Alonso.
Para este reportaje también se intentó conversar con Rónald González, quien compartió parte importante de su carrera con Badilla. El estratega de la Selección Nacional regresó hasta este miércoles en la noche al país y no pudo atender la llamada, pero dejó un mensaje sobre su relación con el Gladiador.
“Todos saben lo que Gabriel significó para mi vida, compañeros y hermanos del fútbol. Anécdotas con Gabriel tengo muchas, pero lo único que puedo decir es que fue la persona que al final de mi carrera como futbolista dio un espíritu diferente. Me llenó de energía”.