La zona delantera ha sido un quebradero de cabeza para el Saprissa esta temporada. No es por lesiones, o por sobrecargas de trabajo físico: simplemente es que fallan demasiados goles.
Mientras busca la pócima ideal, el entrenador Jeaustin Campos insiste en hacer ajustes en la zona de artillería. Salvo Alonso Solís, cuyos 15 goles lo dejan fuera de cualquier sospecha, para los demás artilleros cada partido se convierte en un juicio público que varios de ellos, de momento, no están aprobando.
Alejandro Alpízar prometía metralla con sus cinco tantos al inicio del torneo, pero perdió impulso y ahora corre el peligro de caer en el triángulo de las Bermudas de los delanteros: ser recordado más por los goles que falla que por los goles que anota.
Ever Alfaro, en tanto, se lesionó ante Liberia el ligamento cruzado de la rodilla derecha y se perderá el resto de la actual temporada. Estaba previsto que lo operaran anoche mismo.
Allan Alemán y Jairo Arrieta han sido otras opciones en la delantera, pero intermitentes.
La mejor solución para las carencias frente al arco rival llegó desde la media cancha, con Solís. Pero elMariachi no podrá jugar mañana en Puntarenas por la expusión del sábado anterior.
Calma. Con todo, pese a que su equipo se estancó en los últimos partidos (ha ganado solo dos puntos de nueve en disputa), el entrenador Jeaustin Campos quiso transmitir una sensación de que todo está en calma.
En parte, ese es su trabajo: atajar las críticas y minimizar públicamente bajones de este tipo.
“El balance de los últimos partidos es positivo. El equipo juega bien, salvo el último juego, cuando no anduvimos lo bien que hubiéramos querido”, indicó Campos.
El técnico aseguró que ya no hará más experimentos con la alineación, así que desde el encuentro de mañana en elLito Pérez tratará de darle continuidad a su once .
“Vamos a trabajar con una plantilla base, ya no estamos obligados a usar tantos jugadores para evitar lesiones”, explicó.
De cara al juego ante el Puerto, Campos dedicó algunos elogios a su rival, aunque también dijo temer que la presión de la gente pueda agobiar al árbitro. “Simulan muchas faltas (los porteños). Debería haber tolerancia en una cancha que se presta para el roce”.