Alajuelense no imaginó lo que está sucediendo en su centenario. El cuadro manudo vive una crisis: suma cinco partidos sin ganar y de esos tres terminaron con derrota.
Los erizos cambiaron de entrenador; no obstante, la situación continua igual; el único común denominador que tiene el problema, tanto en la era de Luis Diego Arnáez como en los dos primeros compromisos de la estancia de Hernán Torres en el banco, son los jugadores.
Grecia, actual líder del certamen, venció a la Liga 1 a 0 y está con 19 puntos, mientras el cuadro rojinegro apenas acumula cinco, es decir, 14 unidades de diferencia entre ambos. Es cierto que los manudos deben dos juegos, pero aún así apenas llegarían a 11.
Lo de la Liga es preocupante, no solo porque su triste rendimiento llega en el año más significativo en su historia y no solo porque el ansiado título 30 con este desempeño se ve lejos. Sin duda, lo más complicado es que no hay signos de mejora; en el panorama están ausentes las señales que hagan pensar que la dinámica cambiará.
Los erizos en el Colleya Fonseca fueron víctimas de una cancha pequeña, de un equipo que no tiene al gestor de su idea, pero mantiene su esencia clara. Hasta les afectó la presión propia que cargan, esa cuando los resultados no se dan y la afición exige.
La banda derecha de los manudos es un desastre, no tiene proyección ofensiva, tampoco seguridad en la marca. Ahí nació el gol griego.
Byron Bonilla se quitó a Allan Miranda, centró, Henry Figueroa en un pésimo gesto técnico buscó rechazar, pero el remate bañó a Patrick Pemberton y la pelota besó la red. Christopher Meneses siguió con su mirada el recorrido, miró al césped sintético y golpeó su cabeza contra el vertical de mano izquierda, buscando explicaciones.
La diana llegó en el minuto 62; sin embargo, el desempeño previo a esto tampoco fue el esperado para la Liga.
En el primer tiempo, los rojinegros extrañaron un hombre que hilara la ofensiva y defensiva. La disposición defensiva en el once de Hernán Torres era clara: doble contención con José Miguel Cubero y Luis Fernando Garrido.
Las alas a cargo de Allen Guevara y Barlon Sequeira nunca despertaron. Como consecuencia, la delantera careció de oportunidades para marcar.
Cada vez que la Liga se proyectaba, fallaba la precisión del pase. También el orden defensivo de los griegos funcionó. Hernán Torres aplaudía, pero también gritaba exigiendo intensidad en la marca y en la actitud.
Alajuelense, cuando ya tenía el marcador en contra, intentó responder con Marco Ureña y Alex López desde el banco; esto al final no sirvió.
Ureña se ve esforzado en el campo; aún así necesita minutos para tomar ritmo. López tuvo problemas para encontrarse en un campo pequeño.
Lo de Grecia es de aplaudir por su rendimiento y apego a la idea de Wálter Centeno, hoy técnico saprissista. Con su forma de jugar consiguieron controlar a los manudos en momentos que intentaron despegar.
En su centenario la Liga no contaba con ser último, ya está en el puesto 12 y se olvidó de ganar. Las alarmas se encienden.
