Cuando Byron Bonilla tenía nueve años su vida cambió en un abrir y cerrar de ojos. Con emociones a flor de piel agarró sus cosas y emprendió el viaje, pero no uno cualquiera... una aventura que a su corta edad no entendía del todo, pero que hoy vuelve a ver para atrás y reconoce cuánta agua ha caído sobre el puente de su vida.
Aquel pequeño de piel morena y cabello rizado comenzó a forjar carácter y madurez. El espíritu de lucha lo heredó de su mamá, doña Maribel Martínez, con quien salió de Nicaragua hacia Costa Rica.
Martínez trabajó fuerte para sacarlo adelante, por eso hoy uno de los principales sueños del jugador es regalarle una casa.
Bonilla culminó la escuela; la secundaria aún no. Contrario a lo que algunos pensarían, el fútbol llegó tarde a su vida. Cuando Bonilla era niño, lo común era observar a otros pequeños jugando fútbol por las tardes.
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En esta etapa de su vida comenzó a ser víctima de discriminación: “De niño me decían nica regalado, es la frase que más nos dicen a todos de forma despectiva".
Bonilla abrió su corazón en esa frase. Se la dijo al Diario Hoy de Nicaragua el pasado 2 de junio. "La verdad no le ponía atención, nunca me enfoqué en eso. No me agredieron físicamente, pero a veces las palabras duelen más que los golpes”.
Incluso, el futbolista hizo alarde de su humildad al contar que él no le tomaba importancia a los insultos, tanto así que al tiempo terminó haciendo buenas amistades.
“Cada nicaragüense, y más si es pequeño, sufre mucho de discriminación. Yo no le puse importancia porque me iba a hacer daño más a mí, siempre lo pasé por alto y lo superé. Esa parte fue muy difícil (...). Algunas de esas personas que se burlaban de mí después, con el tiempo, terminaron siendo amigos. Así es la vida”, añadió.
Dejando atrás ese capítulo, el niño pasó a la adolescencia y cuando cumplió los 16 años el gusto por el fútbol comenzó a hacerse fuerte.
Pero fue hasta que alcanzó la mayoría de edad cuando tuvo su primer contacto con equipos. Jugaba en Linafa (tercera división) con los clubes de San Pablo y San Rafael de Heredia.
"Vieras que me gustaba verlo, nunca le puse mente, no estuve en escuela de fútbol de niño, no pensé que fuera para mí, a los 16 se me dio la fiebre y no he soltado el balón", contó Byron a este medio en una entrevista publicada el 27 de julio del año anterior.
Posteriormente se dio su llegada a Sporting San José en la Liga de Ascenso, club en el que conoció al técnico Rándall Row.
Row cuenta que conversaba constantemente con el futbolista para que pudiera realizar mejoras tácticas y técnicas, pues no había hecho ligas menores de manera formal.
“Tenía 20 años cuando llegó aquí (a Sporting) y todas las condiciones individuales que tiene había que llevarlas a la parte de equipo, a la parte en conjunto y se trabajó mucho con él aspectos tácticos que no manejaba y aprendió rápido y está todavía en un periodo de aprender; va por buen camino”, citó el estratega.
Del testimonio de vida del volante, Row destacó que su vida no ha sido fácil. “A él (Byron) le costó mucho cuando era niño, todavía hace poco no tenía una vida definida económicamente hablando y deportivamente tratamos de inculcarle cosas en todo sentido y que fuera madurando”.
El jefe del banquillo de Sporting es fiel reflejo de las vueltas que da la vida, pues recordó una vez que le puso al vestuario de Saprissa como ejemplo, sin saber que años más tarde iba a estar en ese camerino.
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"Yo le ponía ejemplos de cómo debía comportarse un jugador en camerinos más pesados como el de Saprissa, la manera de tratar a la prensa, a los compañeros con todo lo externo e interno que conlleva un club como ese porque hay que estar bien preparado. Y ahora está ahí", rememoró Row.
Fue en la Segunda División cuando se pulió para demostrar que estaba para más. Por ese motivo, Sergio Hidalgo, presidente de la Liga de Ascenso, destacó el trabajo que ha venido realizando su liga para la formación de talentos.
“Parte del crecimiento del muchacho (Byron) se debe a que el torneo ha sido muy competitivo en los últimos años. La Liga de Ascenso dejó de ser el cementerio de los jugadores de Primera y hemos tenido futbolistas como Byron Bonilla o Allan Cruz, quien hoy está con la Selección Nacional”, comentó Hidalgo.
Este tiempo en Segunda llevó a Vladimir Quesada, exentrenador de Saprissa, a fijarse en sus condiciones futbolísticas, pero el Monstruo no pudo hacerse de los servicios del jugador hace un año.
Luego se fue a Grecia en condición de préstamo, ahí conoció a Wálter Centeno, quien posteriormente lo solicitaría para reforzar la planilla de la S.
Eso sí, otros clubes querían al habilidoso mediocampista, fue por eso que el muchacho de 25 años tuvo contacto con su consejero. Se trata de Henry Duarte, quien es el entrenador de la Selección de Nicaragua.
La buena relación de Duarte con Bonilla permitió al seleccionador nacional brindarle algunas recomendaciones al futbolista antes de firmar como nuevo jugador del club más ganador de este país.
“Él (Byron) buscó mi asesoría y mis consejos, yo le dije que sí. Yo me enteré de un primer acercamiento tiempo atrás, pero supe que le faltaba esa temporada para mostrar lo que sería capaz, nosotros hemos conversado y habíamos hablado por teléfono y yo le di la recomendación de que lo hiciera”, expresó Duarte, quien lo convocó para la Copa Oro.
Precisamente, en ese torneo fue cuando mostró su osadía ante Costa Rica en un juego que terminó perdiéndolo 4-0 en el Estadio Nacional, pero que resaltó como la figura de su equipo.
Al final, Nicaragua cayó eliminada en fase de grupos y eso le permitió a Bonilla integrarse rápido a los trabajos de pretemporada que realiza su nuevo club en las instalaciones del Proyecto Gol, donde ya tiene dos días de entrenar en las mejores condiciones deportivas de su vida.