Ya no vivirá más duelos entre Alajuelense y Saprissa como futbolista profesional, pero los que jugó le generaron todo tipo de emociones, con buenos y malos recuerdos. Hasta rabia, como el de este viernes, porque él quería otra historia.
Esta vez no tuvo reparo en decirlo: “Saprissa fue justo ganador”, apuntó el capitán, quien aseguró sentirse con nostalgia porque acaba de terminar su carrera en Primera División.
Ruiz se va con la frente en alto. Inclusive, es el único jugador que disputó las dos finales internacionales entre estos equipos, que quedaron en poder de los rojinegros. Se dio con el cetro de Concacaf en 2004 y el de la edición 2020 de la Liga Concacaf.
Esos fueron sus clásicos más memorables, pero hubo otro momento mágico para Bryan Ruiz en partidos entre rojinegros y morados.
“Mi primer gol que anoté en clásicos, que fue un gol después de seis meses de haber fallado un penal y haber perdido el torneo de Apertura en ese momento. Pero me tocó anotar un gol en la semifinal del Clausura, fue mi primer gol en clásicos y lo recuerdo de una manera muy especial, así como haber ganado esa semifinal y el título ese año. Han sido tristes recuerdos y otros también muy bonitos que tengo en mi memoria y en mi corazón de los clásicos”, comentó el capitán de Alajuelense.
Hay algo más, una jugada de antología, que terminó en gol el 16 de mayo de 2005.
La exquisita gambeta de Ruiz hizo que esa anotación en la ‘Cueva’ tuviera magia. A aquel jovencito flaco, de cabello largo y lacio sujetado con una cola le filtraron un pase.
De inmediato arrancó con velocidad, hizo una faena para dejar en el camino a José Francisco Porras y a Jervis Drummond, quienes no pudieron reaccionar y no les quedó más que simplemente ver la pelota sacudiendo la red.
Cuando Bryan Ruiz regresó al fútbol nacional con el equipo donde todo comenzó, tuvo que esperar un poco para decir presente de nuevo en el clásico, pues al llegar ese juego, él se encontraba purgando una sanción, correspondiente a la segunda expulsión en su carrera.
Pero se tomó las cosas con calma, porque su visión iba más allá.
“Yo no vine aquí a jugar un clásico, vine aquí a jugar, a dar lo mejor para la institución y a conseguir cosas importantes y seguimos igual. Está claro que jugar un clásico tiene una pizca diferente de emoción, de situaciones, de emociones y de mi parte estoy contento de poder tener la oportunidad de jugar el clásico, pero también consciente de que lo más importante es que el equipo logre sacar el partido”, apuntó Ruiz, justo antes de esa final de la Liga Concacaf en la que Alajuelense derrotó a Saprissa y él levantó la copa.
Eso fue unos días después de que la Liga se había deshecho de la maldición de una prolongada sequía y que él mismo se dio el gusto de alzar la anhelada estrella 30 del liguismo.
Pero después de esos momentos buenos contra la ‘S’, de nuevo vino un capítulo doloroso para él y para la feligresía rojinegra.
Alajuelense aspiraba al bicampeonato y se dio aquella semifinal, en la que falló dos penales.
En el torneo pasado, la Liga eliminó a la ‘S’ en semifinales. Esta vez se invirtieron los papeles.
“Fracasamos al no estar en la final” sentenció Bryan Ruiz.