
Tiene 17 años, pero Brandon Aguilera es muy centrado, tanto para jugar, como para expresarse, y después de disputar su primer clásico, dijo que hay una responsable de que él sea así.
“Eso va desde la educación de mi mamá, siempre ella está detrás mío, que tenga los pies en la tierra. Igual los compañeros me dicen que este fue un partido bueno, que no he ganado nada, todavía soy un joven, tengo que seguir entrenando y forjándome un futuro. Es para lo que uno trabaja, dar el paso al exterior y entonces ojalá que sea pronto o que se tarde un poco más, pero que algún día se dé”, comentó el futbolista.
Aún tenía su corazón acelerado de la emoción por verlo titular con Liga Deportiva Alajuelense en un clásico y cuando doña Mariela Zamora lo escuchó pronunciar esas palabras, sintió un gran orgullo.
La mamá del volante cuenta entre risas que ya era hora de que le dieran su lugar.
“Él nos escucha a mi esposo y a mí, pero yo creo que como mamá soy más majadera, en tenerlo ubicado. La primera ley es que aquí el que no acomoda la cama, lava los trastes y eso es desde que mis hijos, Dylan y Brandon empezaron a estudiar. Él es muy obediente, es un chiquillo bueno y todos los días le digo que no se olvide de que somos gente humilde y que tenga presente de dónde viene”, manifestó.
Se considera muy estricta en el orden de la casa y cree que eso influye en él, porque aprendió a llevar el fútbol de la mano con el colegio.
“Él es pasivo, pero también es de personalidad fuerte. Uno no puede dejarse porque sea gente del campo. Yo no tengo bachillerato, mi esposo sí y yo le digo a Brandon que tiene que estudiar. A veces me dice que yo no lo dejo tener paz, pero la clave es hablarle desde pequeño. Así tiene que ser porque él se metió en una vida de grande siendo un chiquillo y tiene que ubicarse”.
Por más que le regalaban carritos, Brandon era feliz con un balón. Y no podía ser de otra forma, su papá, Bernabé Aguilera jugó en la Segunda División, con Naranjo, San Ramón y Zarcero, equipos con los que marcó 122 goles.

Todo tomó más forma porque el hermano del futbolista era muy aplicado en la escuela y la maestra le decía a doña Mariela que necesitaba que se distrajera en algo, así que optaron por ir a la Academia Wílmer López.
Un tío llevaba a Dylan, pero también iba Brandon, que era muy fiebre. Un día de tantos, el técnico, Freddy, lo dejó unirse al grupo y a partir de ahí vieron que sí tenía condiciones.
A los pocos días llamaron a los papás y les dijeron que becarían a Brandon y lo llevarían a un torneo en Panamá.
“Nosotros vivimos en una finca aquí en Naranjo y con palos de ciprés se armaron los marcos para la cancha. Aquí nosotros veíamos que él pateaba muy duro, pero por la parte económica, uno decía que había que darle más tiempo para llevarlo a una escuela de fútbol”.
El efecto Bryan Ruiz
Ni el mismo Bryan Ruiz sabe cuánto efecto tuvo en Brandon aquel día que llegó a entrenar por primera vez a la Liga, en este regreso al equipo donde empezó su historia.
“Esa parte fue divertida. Cuando comienzan a hablar de que Bryan viene para la Liga, Brandon un día estaba tomando café y estaba cabizbajo. Le preguntamos qué le pasaba y dijo que si Bryan venía, menos oportunidades iba a tener”, recordó doña Mariela.
Con mucha sapiencia, su papá, don Bernabé, lo hizo ver que más bien era un privilegio que le estaba presentando el fútbol.

“Al estar en una vida de grandes, es un adolescente y mi marido le dijo usted no cree que es al revés, que si Bryan viene y usted se logra acuerpar, usted puede aprender él. Ahí lo puso a pensar”, recordó la mamá de Brandon.
Después de ese primer entrenamiento de Ruiz con la Liga, venía la hora del almuerzo y el capitán optó por sentarse a comer con Aguilera, el más jovencito en la planilla del primer equipo de Alajuelense.
Ruiz rompió el hielo, preguntándole en qué puesto jugaba y le respondió que de 10.
“Cuando le pasó lo que le pasó con Bryan. ese día venía realizado. Muy emocionado me contó: ‘Yo lo vi que venía, lo estaba viendo de reojo y se sentó a la par mía, comenzó a hablarme y es pura vida’. Ahora tiempo después, dice que de verdad se ve que quiere enseñarle, que le explica, que si agarra una bola mal le dice que si la agarra de tal forma le da curva. Dice que ha absorbido bastante de Bryan y que es muy fácil jugar con él. ‘El mae de verdad ayuda’, con esas palabras nos lo describe”.
Un día diferente
Brandon les dijo a sus papás que iba titular contra Saprissa. Don Bernabé y doña Mariela no sabían cómo reaccionar, por la emoción que sentían.
“Con el clásico uno no sabía si preguntarle para no embotarlo, pero me dijo que varios compañeros hablaron con él y que lo iban a acuerpar. Él no tenía miedo, teníamos más miedo nosotros aquí en la casa”, contó la mamá.
Antes de irse, se sentó a tomar café con sus papás y ella atinó a decirle que esa bebida le iba a dar fuerzas.
“Él se fue con Mauricio Vargas y estaba muy tranquilo, o eso es lo que nos mostraba. Yo lo vi muy seguro. Antes de irse le comenté que si se jalaba una torta no huyera y que no viniera cabizbajo, porque le va a tocar en algún momento. Me respondió: ‘Yo voy tranquilo, ma’. Se fue y a nosotros se nos hizo eterno el tiempo para que el partido comenzara”.
Confiesa que nunca se había sentido tan inquieta por un partido, estaba muy ansiosa y dice que la emoción fue más fuerte cuando llegó la hora de encender el televisor.
“A mi esposo no le gusta que nadie le hable en el partido, pero fue increíble. En el descanso pregunté si alguien quería comer algo y me respondieron que no. Yo lo que les dije fue: ‘qué belleza, (ríe…)’. Es bonito y gracias a Dios todo salió bien, también hay que estar preparados para algún momento en el que haya complicaciones, porque es parte de lo mismo”, citó.

“Estamos muy orgullosos de él, ha sido una espera, porque él quería jugar y mostrarse y para uno como papá es difícil. Es un adolescente en vida de grande y quizás uno es imprudente. A veces le pregunta por qué no lo pusieron y luego caigo en cuenta de que lo estamos presionando también”.
Se han dado situaciones en las que ella se sorprende, porque es consciente de que es muy estricta y llega Brandon a decirle: ‘Mami, gracias por ser como es’.
En su lucha como mamá, ahora siente que tiene aliados en el camerino de Alajuelense, a quienes su hijo les presta atención.
“Algunos son papás y sé que Bryan Ruiz, Alex López y Álvaro Saborío le pasan hablando bastante, aconsejándolo a él y a los otros jovencitos. Les hablan mucho de que sigan las recomendaciones de los papás y yo me digo qué dicha, tengo un apoyo en la Liga”.
Pese a la juventud, va asumiendo responsabilidades y por iniciativa propia, de su salario, un mes paga la luz y el otro el cable. En eso le ayuda su hermano también y entre los dos comenzaron un emprendimiento, porque Brandon ya tiene su propia marca del grano de oro: Café Aguilera 28.

Cuando empezó en Alajuelense, al ser de Naranjo le preguntaban, hasta que lograron que les llevara café. Ya él estaba acostumbrado a vender los paquetes de la casa entre sus amigos y le nació la idea de que quería su propia marca.
“Él tenía ese anhelo y Dylan estudia Comercio Exterior. Les dimos unos quintales para que probaran. No tenemos la plata, pero sí el café para que lo comercialicen. Ellos han hecho el proceso, lo llevan, lo catan y se ha ido vendiendo. El nombre es porque los dos nacieron el 28 de junio con 4 años de diferencia y Brandon usa el 28 en la Liga”, acotó la mamá del futbolista.
