En 2008, Alajuelense anunció la llegada del futbolista salvadoreño Eliseo Quintanilla, quien provenía del fútbol de su país.
Los manudos tenían buena referencia de los centroamericanos, principalmente hondureños, pero Quintanilla había dado buenas muestras de sus cualidades en algunos amistosos que sostuvieron las selecciones de Costa Rica y El Salvador un año atrás.
Aquella, la Liga tenía tres años de no celebrar y el creativo de aquellos años, Wílmer López, fue progresivamente echado del club.
En otras palabras, Quintanilla fue anunciado como el “10” que necesitaba el equipo erizo para desbancar a un Saprissa invencible.
El cuscatleco disputó 30 encuentros con los manudos y concretó diez anotaciones, algunas de ellas de gran valía y que le dieron a los rojinegros los tres puntos.
Sin embargo, nunca llegó a igualarse con el Pato, ni con otros creativos que tuvo Alajuelense a lo largo de su nutrida historia.
Además, el salvadoreño tuvo problemas de indisciplina, dentro y fuera de la cancha, lo cual llevó a la directiva eriza a deshacerse de él en cuestión de seis meses.
Un tiempo después, el creativo justificó que la prensa de Costa Rica confabuló en contra suya, teniendo en consideración que era la estrella de una selección que fue rival de la Tricolor en aquel 2008.
Cinco años después, Quintanilla recibe una sanción de seis meses por participar en el arreglo de partidos donde estuvo inmerso el representativo de su país.
El exmanudo sumó una razón más para recordarlo, y como casi todas, fuera de la cancha.