
El futbol tiene sus “templos sagrados”, como el Maracaná de Río de Janeiro, Brasil; el Camp Nou, en Barcelona, y el Santiago Bernabéu, en Madrid, España; el Centenario, de Montevideo, y el Azteca, en la capital mexicana.
Pero el nombre de Wembley es el más famoso del planeta, que transporta a un mítico y tradicional paraje futbolístico. Fue conocido como el Campo de los dioses y la Sede de las leyendas .
Pero esta vez Wembley, anfitrión de competencias olímpicas y mundiales de futbol, además de espectáculos musicales y deportivos, ya no es aquel mismo que tenía vistosas torres gemelas blancas y “exquisito” césped verde.
El hogar del seleccionado nacional inglés y de las finales de la Copa de Inglaterra muestra una nueva cara al mundo. Hoy será su inauguración oficial para disputar la final de la Copa Inglesa de futbol, entre los poderosos Chelsea y el Manchester United.
Y en selecciones nacionales, Inglaterra tendrá allí, por primera vez en más de seis años y ante Brasil, el primer partido de carácter senior en el nuevo estadio Wembley, al noroeste de Londres, y en la fecha FIFA del 2 de junio próximo.
Antiguo. El viejo Wembley se construyó en 1923 y fue clausurado hace siete años, en el 2000, tras la edición 72 de la Copa inglesa (el Chelsea ganó 1-0 al Aston Villa), antes de ser derribado durante el 2002 y reconstruido por completo para el 2007.
No fue fácil. Las obras de reconstrucción del nuevo estadio sufrieron varios contratiempos y retrasos legales que postergaron su finalización, prevista en un inicio para hace dos años, en agosto del 2005.
El majestuoso escenario costó unos $1.540 millones y tiene capacidad para 90.000 espectadores.
El popular campo al que el famoso brasileño Pelé llama “la iglesia, la capital y el corazón del futbol” y el capitán de la selección inglesa campeona en 1966, Robert Bobby Moore, describió como “la meca de los estadios”, vuelve a estar activo.
Todavía no se sabe qué nombre se ganará el nuevo Wembley. Pero todo apunta a que deparará instantes tan mágicos como el anterior. Será el indiscutible “nuevo hogar” para el futbol del siglo XXI.