Con goles de Antonio Briseño y Giovani Casillas, México venció a Uruguay 2-0 para ganar su sétimo partido seguido de la competencia y coronarse campeón mundial Sub-17 en el mítico Estadio Azteca.
La llamada “generación dorada” de jóvenes futbolistas mexicanos, que hace seis años conquistó el título del Mundial Sub-17 en Perú, ya no está sola en el más alto peldaño alcanzado por el futbol azteca.
Ahora se ve acompañada por los nombres de Briseño, Casillas, Carlos Fierro, Julio Gómez, Jorge Espericueta, Marco Bueno y otros dirigidos por Raúl Gutiérrez.
Nunca una selección de México había ganado cuatro partidos seguidos en un Mundial de cualquier categoría. Ninguna había ganado más de cinco encuentros en un campeonato de la FIFA.
El equipo de Gutiérrez llegó a la final tras un épico triunfo sobre Alemania. Y ayer supo descifrar a un ordenado y aguerrido seleccionado de Uruguay, cuyo futbol sigue esperando su primera corona mundial desde que su selección absoluta ganó el Mundial de Brasil 1950.
México se fue arriba en el primer tiempo por cuenta de un anotador inesperado, el defensa central Briseño, en gran jugada de Fierro.
Pero fue hasta los 92 minutos, con Uruguay lanzado al frente y casi entregado, cuando los mexicanos sellaron la victoria en un contragolpe que desató la fiesta.
Arturo González recibió un pase de cabeza de Marcelo Gracia en terreno uruguayo y con solo un defensor charrúa enfrente, habilitó a Casillas entrando sin marca por la izquierda.
El volante de las Chivas anotó con un tiro de zurda ante la salida del portero Jonathan Cubero.
México tuvo suerte en el segundo tiempo, cuando Uruguay estrelló en el poste un disparo de Juan San Martín a los 62 minutos.
Siete minutos después, el guardameta Richard Sánchez contuvo un peligroso disparo que despidió el botín de Elbio Álvarez.
Los charrúas nunca se rindieron, pero esta vez se toparon con un equipo muy completo que fue impulsado por su público. Y que encontró al final, cuando Uruguay pugnaba por el empate, el arma inmejorable del contragolpe que culminó el recién ingresado Giovani Casillas. Y con él, ¡la gloria!