Si se buceara en ese océano profundo y variado llamado historia de los Mundiales, hay un hecho que se destacaría por encima de todos los demás por lo inverosímil. Habría que viajar hasta Valladolid, en España, y retroceder hasta el 21 de junio de 1982.
Francia, que había perdido en su debut ante Inglaterra por 3 a 1, estaba obligado a vencer a la debutante Kuwait para seguir con chances en el Grupo D del Mundial de España. Sin saberlo, los 22 futbolistas y el juez del partido fueron testigos directos de uno de los momentos más desopilantes de todos los tiempos...
LEA MÁS: ¿Por qué la Selección Nacional escogió Kuwait y no Europa para el campamento?
Como era de esperar, los galos dominaron las acciones casi desde el pitazo inicial, y al término del primer tiempo ganaban sin problemas 2 a 0, con goles de Bernard Genghini y Michel Platini. Ya en la etapa final, Didier Six amplió el marcador y Abdulaziz Al-Buloushi descontó para los asiáticos.
Hasta ahí, todo transcurría dentro de los parámetros normales de un partido de fútbol. Pero cuando a los 35 minutos, el volante Alain Giresse marcó el 4 a 1 ante los estáticos defensores kuwaitíes, la situación se convirtió en un verdadero show mediático.
Como era de esperar, el árbitro ruso Miroslav Stupar señaló el centro del campo. Y fue entonces cuando comenzó lo inexplicable. Los futbolistas kuwaitíes y su entrenador se quejaban a un costado del campo de juego y no querían reacomodarse en la cancha, argumentando que un silbato que había sonado de las tribunas los había distraído.
Mientras, desde el palco de las autoridades el jeque Fahid Al-Ahmed Al-Sabah, presidente de la federación de fútbol y del Comité Olímpico kuwaití y hermano del jefe de estado de Kuwait, comenzó a hacer claras señas de protesta, arengando al equipo a que se retire del campo.

Inmediatamente bajó al césped y le cuestionó cara a cara al árbitro el gol sancionado, explicándole el asunto de la distracción por el supuesto silbatazo que había sonado en un momento inoportuno. La tensión fue tal que Fahid llegó a amenazar al juez con retirar al equipo de Kuwait del partido.
Desbordado y sin saber qué hacer, el árbitro buscó calmar los ánimos y no tuvo mejor idea que ¡anular el gol francés! Eso, lógicamente, conformó al jeque, que regresó al palco rodeado de policías. Finalmente, Maxime Bossis marcó el cuarto de nuevo.
Francia terminó ganando 4 a 1, mientras que el juez ruso fue sancionado de por vida por la FIFA y jamás volvió a dirigir. “El mayor miedo era que así como anuló el cuarto gol, podía anular todos los demás y decretar que Kuwait ganara 1 a 0″, declaró con posterioridad Giresse, con algo de lógica sobre una situación ridícula.
Un país incógnito
Kuwait se había clasificado al Mundial de España luego de una muy buena eliminatoria. En el grupo tres de la primera ronda de la eliminatoria de Asia y Oceanía finalizó primero, luego de ganar los tres partidos ante Corea del Sur, Malasia y Tailandia.
En la Fase Final también culminó como líder, por delante de Nueva Zelanda, China y Arabia Saudita. Fue el sexto seleccionado asiático en formar parte de un Mundial, después de las actuaciones de Indias Orientales Neerlandesas (Francia 1938), Corea del Sur (Suiza 1954), Corea del Norte (Inglaterra 1966), Israel (México 1970) e Irán (Argentina 1978).
En su debut igualó con Checoslovaquia 1 a 1, un resultado muy auspicioso para el conjunto asiático. Faisal Al-Dakhil marcó en dicho encuentro el primer gol de su selección en la historia de los Mundiales. El otro es el que le anotó Abdullah Al-Buloushi a Francia, en el partido del escándalo.
Kuwait cerró su participación en el Grupo D con una derrota 1 a 0 ante Inglaterra, que lo dejó en la última posición, con solo un punto. Hasta el momento, jamás pudo volver a disputar una Copa del Mundo.
Después de que la FIFA lo descalificara de las Eliminatorias rumbo a Rusia 2018 por no realizar a tiempo una serie de cambios en la ley del deporte, en el camino a Qatar 2022 ocupó el segundo puesto del Grupo B detrás de Australia.
El dramático final del jeque
Ocho años después del Mundial del 82, Irak reclamaba la devolución de kilómetros de territorios petroleros y el pago de miles de millones de dólares por la explotación de esas tierras. El 1° de agosto de 1990, tras el fracaso de las negociaciones en Yidda, Arabia Saudita, Saddam Hussein activó a sus tropas e invadió Kuwait. Fue la primera Guerra del Golfo.
El emir Jaber Al-Ahmed Al-Sabah huyó a Arabia Saudita. Su hermano, Fahid, eligió quedarse a defender el palacio Dasman, la residencia oficial. Estaba dispuesto a la lucha cuerpo a cuerpo. No era algo nuevo para él, ya que era un militar de alto rango, tras su participación en la guerra de los seis días contra Israel, en 1967.
LEA MÁS: Qatar 2022: Conozca a los jugadores que sumarán cinco Mundiales y a los que ya lo hicieron
Y estaba dispuesto a repetir lo que había hecho con la brigada Yarmouk en el frente egipcio. Sin embargo, no le dieron la posibilidad. Una ráfaga de metralla de un avión a reacción iraquí lo alcanzó dentro del palacio y murió de inmediato. La respuesta de George Bush fue instantánea y un anticipo de la Operación Tormenta del desierto.
Con ese nivel de tensión, la muerte de Fahid apenas ocupó unas líneas en los diarios de todo el mundo, muy lejos del enorme protagonismo que había tenido en suelo español ocho años antes.
El Grupo de Diarios América (GDA), al cual pertenece ‘La Nación’, es una red de medios líderes fundada en 1991, que promueve los valores democráticos, la prensa independiente y la libertad de expresión en América Latina a través del periodismo de calidad para nuestras audiencias.
