Charleroi, Bélgica. El orgullo y el amor propio de Yugoslavia le permitió salvarse del desastre en el duelo balcánico de la Eurocopa (3-3), un partido en toda la extensión de la palabra en el que Eslovenia, debutante en estas lides, acusó su falta de experiencia, y desperdició en seis minutos una ventaja de 3-0.
Un día después de que Portugal remontara un 0-2 adverso contra Inglaterra, Yugoslavia aprovechó la relajación y el perdón de un rival "novato" para renacer, incluso en inferioridad numérica, cuando peor lo tenía y, con dos tantos del zaragocista Savo Milosevic y otro del jugador del Oporto Ljubinko Drulovic, salvó un empate por el que nadie apostaba a falta de treinta minutos para el final de la contienda.
El partido fue un festival esloveno desde el minuto 1 hasta el 60. El pupilo Srecko Katanec le había ganado la partida al maestro Vujadin Boskov a lo grande, pero el seleccionador yugoslavo, el más veterano de la Eurocopa, volvió a ver cómo su famosa frase, "futbol es futbol", se hizo realidad.
El orden, dinamismo, ilusión y superioridad de Eslovenia le habían colocado con una clara y habitualmente definitiva ventaja de 3-0 gracias a los dos tantos de Zlatko Zahovic y al de Miran Pavlin.
Fue un festival de los eslovenos, que habían pasado del sueño de estar en la Eurocopa, fraguado en el frío de Kiev, al éxtasis de un "baño" que le estaban dando al "gigante" balcánico en su primer enfrentamiento oficial, y es que Yugoslavia era poco menos que una caricatura, sin ilusión aparente, sin movilidad y sin profundidad.
El encuentro aún pareció tener más color de Eslovenia cuando Sinisa Mihajlovic, que aún recordaba el fallo que permitió el tercer tanto del rival, fue expulsado en el minuto 60 por doble amonestación.
Boskov movió a sus peones pero sin aparentes soluciones. En cambio, Eslovenia se suicidó, perdonó a su rival, como en un reciente amistoso en Saint Denis contra Francia, y se relajó, tanto que el defensa del Valencia Miroslav Djukic salvó un balón que se iba fuera junto a la portería enemiga y Savo Milosevic (m.67) remachó bajo los palos.
El 1-3 permitió a Yugoslavia encontrar ese acicate que tanto necesitaba y no lo desaprovechó. En seis minutos mágicos, y con diez hombres, el conjunto de Boskov demostró por qué el balompié tiene tanta vigencia y equilibró el resultado con ganas, empuje y decisión. Ljubinko Drulovic, uno de los mejores de su equipo, y Milosevic, establecieron el a la postre definitivo 3-3.
Eslovenia había desperdiciado una gran ocasión de masacrar a tan directo rival y de escribir quizá su página más brillante en su historia. Yugoslavia había resucitado por su orgullo.
El partido fue de los que hacen afición, vibrante y emocionante, taquicárdico sobre todo en Belgrado y Liubliana. Los dos equipos dispusieron de más ocasiones para llevarse los puntos en litigio pero al final los sobresaltos no pudieron evitar un empate del que tendrán que tomar buena nota Noruega y España, los otros dos equipos del Grupo C.
3 - Yugoslavia: Kralj; Dudic, Djukic, Mihajlovic, Nadj; Dejan Stankovic (Stojkovic, m.36), Jugovic, Jokanovic, Drulovic; Mijatovic (Kezman, m.82) y Kovacevic (Milosevic, m.52)
3 - Eslovenia: Dabanovic; Novak, Galic, Milanic, Milinovic, Karic (Osterc, m.78); Pavlin (Pavlovic, m.74), Ceh, Zahovic; Udovic (Acimovic, m.64) y Rudonja.
Goles: 0-1, M.23: Zahovic, de cabeza, desde el punto de penalti. 0-2, M.52: Zahovic saca otra falta y Pavlin marca también de cabeza. 0-3, M.57: Zahovic aprovecha un grave error de Mihajlovic en el pase y bate con habilidad a Kralj. 1-3, M.67: Milosevic, en la misma línea de gol, tras un centro de Djukic. 2-3, M.70: Drulovic, de potente zurdazo desde dentro del área. 3-3, M.73: Milosevic, a puerta vacía, tras una gran jugada de Drulovic.
Arbitro: Vitor Manuel Melo Pereira (POR). Expulsó por doble amonestación de Mihajlovic (m.60). Mostró también tarjeta amarilla a Milanic (m.14).
Incidencias: Partido de la primera jornada del Grupo C de la Eurocopa disputado en el estadio del País de Charleroi ante unos 15.000 espectadores. Los aficionados de ambas selecciones silbaron el himno del equipo adverso.