Por David Blanco Bonilla
Lima, 29 mar (EFE).- En Perú hay unanimidad: la violenta falta que le propinó el zaguero brasileño Juan al centrocampista peruano Juan Cominges el domingo último mereció tarjeta roja, proceso penal y, cuando menos, dos años de cárcel.
Así, medio en broma, y con el dolor colectivo, al ver una y otra vez cómo el brasileño del Bayern Leverkusen alemán planchaba con el botín en la rodilla del joven centrocampista, los peruanos siguen comentando si hubo o no mala entraña en la jugada y por qué el infractor no recibió siquiera una amonestación.
Amarilla, no la tarjeta sino el árbitro paraguayo del partido, llamado Carlos, estuvo colocado a sólo cinco metros de la acción y, sin embargo, pareció tan impactado que dudó o no quiso amonestar a Juan.
Los peruanos juran que la camiseta pesa, más si en este caso también era "verde y amarilla".
La falta, cuando restaban 15 minutos para el término del encuentro y Cominges llevaba cinco minutos en el campo de juego, causó el movimiento en sentido contrario de la rodilla del jugador, que pareció salir de su rótula para luego volver a su posición en medio de los gestos de dolor del centrocampista.
Cominges, de 21 años y figura en el Colón de Argentina, debió abandonar el terreno de juego con los peores pronósticos y dejando a su selección con diez jugadores, al haber realizado ya los tres cambios.
Eso dejó la duda, que ya no será resuelta, de saber si Perú con los once en el terreno de juego hubiera podido reaccionar frente a los pentacampeones del mundo.
Ya en Lima, el parte médico de la selección ha determinado que el jugador sufrió una distensión del ligamento lateral de la rodilla derecha, que lo mantendrá, por lo menos, un mes y medio fuera de los campos de juego.
"No quiero volver a recordar eso, quedará en la conciencia de ese jugador si lo hizo a propósito o no, ya no quisiera hablar de ese tema, ahora debo preocuparme por mí, porque quiero volver a jugar lo más pronto posible", comentó hoy el jugador.
Juan, que después de la acción se mostró compungido, señaló en Brasil que no tuvo intención de lesionar al peruano y, según los medios locales, le envió disculpas con el delantero Claudio Pizarro, que milita en el Bayern de Múnich.
"Todos saben que no soy un jugador violento. Estoy bastante preocupado por lo que aconteció con Cominges y espero que su vuelta a las canchas sea lo más rápido posible. Voy a hacer fuerza para que eso suceda", comentó el jugador en declaraciones reproducidas por el diario deportivo limeño "El Bocón".
Sin embargo, los peruanos se han hecho eco de que la falta fue muy criticada también en Argentina, donde Cominges empieza a hacerse conocido por sus destacadas apariciones con el Colón, cuyos dirigentes y el técnico, Gerardo "Tata" Martino", pusieron el grito en el cielo.
El técnico, que ha ordenado que Cominges vuelva a Santa Fe para iniciar su proceso de recuperación, admitió que se asustó al ver la falta y remarcó que "no hay forma de justificar que (Juan) haya levantado la pierna tan arriba".
En Perú, el delantero Paul Cominges, hermano mayor del lesionado, quiso manifestar su apoyo a su hermano asistiendo al entrenamiento de su equipo, el Atlético Universidad de Arequipa, con la camiseta del Colón.
"La verdad es que ese Juan le fue a la mala a mi hermano. Cuando miré esa jugada en la televisión me entró en el alma una impotencia que me hubiera gustado estar ahí, junto a 'Juanchi', para ayudarlo", comentó el delantero, que también ha jugado por la selección de Perú.
Los aficionados también han manifestado en diversos medios su opinión y no faltan aquellos que han pedido que se exija a la Confederación Sudamericana de Fútbol que actúe de oficio para sancionar de manera preventiva al brasileño por una falta que compararon, por su violencia, con la que sufrió hace semana y media el venezolano Juan Arango en la liga española.
Es innegable que en Perú todavía duele esa falta. Y que la polémica se mantendrá por mucho tiempo. EFE.
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