Santa Rosa (Turrialba). Para andar en bicicleta no basta con tener piernas fuertes: los brazos dan estabilidad y ayudan al ciclista a descansar o a dar su máximo esfuerzo, de pie sobre los pedales.
Carlos Valerio, un moraviano de 30 años, no cuenta con esa ayuda. Él compite en la Ruta con un solo brazo pues el otro está inmóvil debido a un viejo problema de salud.
“Todavía en asfalto puedo ponerme de pie con un brazo, pero en lastre es terrible. Y con el barro, controlar la bicicleta es muy difícil”, explicó ayer.
Valerio no saca pecho. Más bien, admite que correr en esas condiciones es muy duro, un obstáculo más aparte de las trochas de barro, la montaña y los cambios bruscos de temperatura.
“En la primera etapa perdí mucho tiempo en la parte que había que caminar. Por dicha, al final pude recuperar en la bajada”, comentó.
Carlos es profesor de spinning (bicicleta estacionaria), y esta es su primera Ruta. “A veces se le da mucha pelota a los que vienen de afuera, por eso mi objetivo es demostrar que los costarricenses también podemos sobresalir”, indicó.
El compromiso de Valerio con el ciclismo se forjó hace cinco años, cuando convalecía en una cama de hospital luego de estar al borde de la muerte. “Le dije a Dios que si me permitía vivir le iba a pagar haciendo deporte. Por eso no puedo retirarme, tengo que cumplir mi promesa”.
Carlos agradece el apoyo de Rebeca Soto, dueña del gimnasio Sport Life, en la antigua Galera. “Siempre ha creído en mí, y eso es muy valioso”.
El esfuerzo de Valerio, con un solo brazo, es tan valioso como el de Marvin Campos, ganador de la etapa y el mejor de esta Ruta.
Como dice Rafael Pacheco, uno de los organizadores de la prueba, en este tipo de carreras tanto sufre el primero como el último.