Duodécimo de una serie de 25 perfiles de los atletas costarricenses más destacados en este siglo
Por su aspecto, nadie apostaría a que es costarricense. Ojos verdes, rubio y alto, más parece europeo y algo hay de eso en sus venas.
Mas su acento, su forma de ser y el amor por estas tierras lo convierten en uno más del firmamento deportivo criollo, al que puso en las altas cumbres en el exigente mundo del tenis.
Nicolás Kalogeropoulos Prince o Niko Kaló para los ticos y Nick Kaló para el deporte blanco, se codeó con lo más granado de esta disciplina durante 22 años, en más de 72 países, en los que coleccionó éxitos, trofeos, un récord mundial todavía vigente y, lo que considera más importante, buenos amigos.
Aunque nació en San José, sus raíces son tan diversas como ricas. Su padre, Anatole -un griego nacido en San Peterburgo, Rusia- y su madre, Edith -salvadoreña- estimularon desde pequeño su amor por el tenis.
A muy corta edad, de la mano de su progenitor, Niko llegaba a las canchas de tenis, primero para observar y aprender, luego para jugar y sorprender.
Don Anatole, quien fue campeón centroamericano, vislumbró en el retoño una figura importante del tenis, por lo que con gran confianza aceptó que a los 14 años debutara en el torneo Orange Bowl, de Miami, el cual ganó en la categoría mosquito.
Dos años después, la hazaña se repitió, ahora en la modalidad de dobles, junto al estadounidense Mike Belkin. Pero el ambiente tenístico costarricense era estrecho y en 1962, a los 17 años, hizo maletas para buscar fortuna en Europa.
Y la consiguió. Tuvo la buena estrella de que en Grecia todo aquel que es hijo de griegos, es considerado hijo de ese país. Y Niko, de inmediato, consiguió esa nacionalidad y se inscribió en el torneo local.
Con tres meses de haber llegado la isla, conquistó el campeonato nacional, tras derrotar en la final a Niko Kalyvas, quien ostentó el título en los cinco años previos.
El triunfo tuvo sus repercusiones, ya que el joven no hablaba el idioma griego, por lo que no podía hablar directamente con árbitros, dirigentes o periodistas. "Imagínese la reacción, la gente decía, `¿cómo puede ganar el campeonato nacional griego un jugador que no habla nuestra lengua?'".
La gesta le abrió las puertas que conducen al mundo del gran tenis, pues de inmediato se constituyó en la raqueta número uno de Grecia en la Copa Davis y la federación lo inscribió para jugar en la versión juvenil de Roland Garros (Francia) y Wimbledon (Inglaterra).
Y vinieron más laureles, pues en su debut (1963) ganó ambos torneos, lo que lo catapultó para ingresar con paso seguro en la elite profesional del deporte blanco.
El tenista, que hoy se dedica a jugar en la categoría senior europea, recordó sin nostalgia que siempre le gustaron los encuentros de prolongada duración.
"Yo era feliz con los juegos que se iban a cinco sets y que duraban cuatro horas o más. Me acomodaba en el fondo de la cancha -donde me sentía mejor- y desde allí aguantaba y aguantaba, gracias a mi condición física y a la consistencia de mi juego".
Kaló recuerda la edición de Wimbledon 1964, donde alcanzó su mejor actuación en los 15 años que participó en ese certamen a nivel mayor, pues llegó a cuartos de final.
"Pero mi mejor partido de ese año fue contra el australiano Bob Carmichael, a quien vencí en cinco sets. El partido fue tan prolongado que los periódicos titularon: `Nick El Griego, con un apellido tan largo como los partidos que juega'", rememoró el viernes anterior Niko en distendida entrevista con La Nación.
Lección para la vida
Hablar con este tenista es enriquecerse con la gran cultura que ostenta un hombre que paseó su tenis por las canchas de toda Europa (excepto Noruega), Norteamérica, América Central, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, Suráfrica, Marruecos, Israel, Egipto, Túnez, Ghana, Uganda, Kenia e India, donde jugó durante seis meses varios torneos.
Mas, una anécdota sintetiza el espíritu deportivo que alentó a este caballero para transitar en lo mejor del tenis mundial. En octavos de final del Roland Garros de 1966, Kaló enfrentaba en la cancha central a Pierre Darmon, campeón de Francia.
El partido se fue -como le encanta al tico- a cinco sets y, de repente, el galo hizo un remate al que no le llegó Niko. Impotente, el tico observó que la bola cayó dentro del área de juego, pero que el juez de línea la cantó fuera.
"Me debatí en un grave problema moral. Si me quedaba callado, estaría a un paso de ganar el juego sin cometer ninguna falta, pues el que se equivocó fue el juez, no yo.
"Pero no pude. Pese a que me habían asignado el punto, fui donde el juez principal y le dije que no, que la bola estaba adentro. Todo el público rompió en aplausos por mi honradez y si bien perdí el partido, nunca me arrepentiré de haberlo hecho, ya que no podría vivir tranquilo con esto en mi conciencia".
Este pasaje fue incorporado en el libro "Las doce historias más famosas del Roland Garros", bajo el título "Las lágrimas de Apolo".
Dos párrafos de esa publicación lo retrata en su gran dimensión. "La emocionante ovación que se levantó esa tarde en Roland Garros envolvía a dos hombres en una igual y noble estimación. Al vencido, cargado de promesas de un porvenir brillante, debió traer el consuelo moral que le procuró a Darmon, inesperado vencedor de un encuentro en el que, según sus propias palabras, él había sentido la cruel sensación de luchar contra sí mismo.
"Así, bajo la ducha, Nicolás falló bruscamente. Se dejó ir finalmente y lloró con toda gana. Una gran tristeza de niño. Sus lágrimas se confundían con el agua tibia que resbalaba lentamente sobre su cuerpo de Apolo".
El gesto de ceder el punto al rival fue observado desde los palcos por un hombre de la alta sociedad francesa, René Lacoste, creador de la línea de ropa que lleva ese apellido.
"Al día siguiente del partido, recibí un telegrama de René, en el cual me invitaba a su oficina. Cuando llegué me dijo: `lo felicito por su gesto ante Darmon y por ello le propongo que engrose la lista internacional de deportistas que son vestidos por Lacoste'. Desde ese día y durante mi carrera deportiva, solo ropa de esa marca usé y gratis".