PARIS (AFP) La Federación Internacional de Automovilismo (FIA), analizará el martes el escándalo sexual que afectó a su presidente, Max Mosley, una decisión más que necesaria para clarificar la situación, dos meses después de los hechos.
Max Mosley, presidente de la FIA desde hace 15 años, está en el ojo del huracán desde que el 30 de marzo, el diario News of the World publicó fotografías y un vídeo de Mosley en una sesión de sadomasoquismo en Londres, en compañía de cinco jóvenes, algunas vestidas en traje de rayas de prisionero.
El Times habló de una "orgía nazi", lo que el presidente de la FIA negó, reivindicando el derecho a una vida sexual "excéntrica", rechazando la posibilidad de dimitir.
El asunto no podía quedarse ahí, y desde la Fórmula 1 se estimó que la credibilidad de Mosley estaba en entredicho, y de rebote la FIA. Numerosas voces se elevaron para subrayar que este escándalo tendría repercusiones negativas sobre el deporte del automóvil y de la Fórmula 1, en particular.
Las cosas no se detuvieron, y hasta la semana pasada una veintena de las principales federaciones nacionales miembros de la FIA habían solicitado la dimisión de Mosley.
El martes, en la sede de la FIA, en la plaza de la Concordia de París, Max Mosley se explicará ante una asamblea general extraordinaria reunida especialmente sobre este asunto. Los 219 clubes nacionales miembros de la FIA han sido convocados, y después de haber oído los argumentos de Mosley, emitirán un voto de confianza.
De esta manera, se abren tres posibilidades para Mosley. Puede que obtenga los suficientes votos a su favor para permanecer en su puesto al término de su mandato, en octubre de 2009, aunque ceda las tareas de representación a otros adjuntos.
El presidente de la FIA puede también prometer retirarse en la próxima asamblea general, en el mes de noviembre. Esta solución ha sido fuertemente aconsejada, sobre todo por parte de Bernie Ecclestone.
En último lugar, Mosley pude encontrarse en minoría, y verse obligado a abandonar sus funciones.
En estos casos surgiría la cuestión de un eventual sucesor. Entre los nombres que circulan, el de Jean Todt aparece frecuentemente. El primer ministro francés, François Fillon, apasionado del automovilismo, y al que algunos adjudican la ambición de suceder a Mosley a la cabeza de la FIA, desmintió el rumor a principios de mayo. "Hay periodistas que se toman las bromas de segundo grado al primer grado", sonrió.
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