El esfuerzo de Diego Solís para jugar con la Selección local en el último Premundial de futbol sala, generó meses antes ciertas dificultades en su familia, por sacrificar el tiempo y el espacio que suele compartir con las cuatro mujeres de la casa: su esposa, la educadora Silvia Arroyo, y sus hijas Laura, Alejandra y Carolina.
Dicho "desfase" se arregló antes de la eliminatoria en la que Costa Rica ganó invicta el boleto al Mundial del mes próximo en Guatemala. Según sus palabras, el apoyo solidario de su cónyuge fue "fundamental" para conseguir su mayor galardón: ser electo "el jugador más valioso" del torneo.
"Pasé momentos difíciles con mi familia, que cargó con todo el sacrificio. Pero fue clave que mi esposa estuviera en los juegos, para ganar el título del área. No hay como una buena estabilidad mental para la familia y el trabajo".
La expresión de Solís, guadalupano de 38 años, surgió antes del viaje a Brasil, donde la Tricolor se prepara con vistas al Mundial Guatemala 2000. Será su cuarta copa, ahora en "un grupo fuerte" ante Australia (19 de noviembre), Rusia (el 21) y Croacia (el 23).
"Queremos avanzar a la segunda fase. Será un duro Mundial, pues casi el 80 por ciento de los jugadores son profesionales, que gozan de todo tipo de ventajas".
Diego advierte que no se achicarán. "El juego clave será ante Australia. Rusos y croatas son fuertes, rápidos y contundentes, pero su estilo es previsible y no tienen la habilidad suramericana", dijo el armador tico.
Alienta "un buen aprendizaje" para el grupo por los fogueos que sostendrán contra Brasil en Fortaleza (mañana), el monarca local Vasco da Gama en Río de Janeiro (próximo miércoles) y Palmeiras en Sao Paulo (viernes entrante).
"Son fogueos de alto nivel. No vamos a que nos goleen. Queremos aprender nuevos sistemas, movimientos tácticos y estilos de juego. Y veremos si da resultado lo que estamos ensayando".
Del pasado al presente
Diego cosechó sus mayores alegrías en el futbol sala y de salón. "Mi sueño era jugar con Saprissa y la Selección. Pero el destino me tenía otro camino. En esas ramas me fue muy bien. Conocí a mucha gente y varios países, fui siempre seleccionado desde 1988 y me hice un nombre", dijo con sinceridad.
Sobre los mejores instantes de su dilatada carrera, enumeró el premio de jugador más valioso del área, los títulos de goleador tico en los Mundiales de Australia 88 y Hong Kong 92, y el octavo lugar en el Mundial de México 97, cuando se avanzó a la segunda fase.
"Nunca olvidaré el último gol a Cuba, que nos encaminó al cetro de Concacaf, y el que hice a Australia en Hong Kong, porque logré un ësombreritoí a un rival y luego un túnel a otro, para anotar".
¿Y la mayor tristeza? "Cuando Costa Rica quedó fuera del Mundial de España (futbol salón) por un gol de diferencia, en la eliminatoria del 96 en Guatemala".
No niega que pasar de una disciplina a otra, le generó recelos de dirigentes envueltos en el conflicto entre los dos órganos del país, uno afiliado a Fifusa (futbol salón) y otro a FIFA (futbol sala).
"A corto plazo deberán unirse... Nadie discute el poder de la FIFA, que visualiza un desarrollo para el futbol sala. Su ayuda económica y atenciones son diferentes, como lo comprobé en las copas donde estuve. La Fifusa, en cambio, es una entidad muy limitada".
El secreto de su vigencia deportiva por 23 años, lo atribuye a su cuido personal y a que no tuvo lesiones graves. Solís anuncia que Guatemala 2000 será su último Mundial. Pero confiesa que aún no sabe qué vendrá después...
Podría seguir con la Universidad de Costa Rica, aceptar ofertas para jugar o entrenar a otros equipos, o dirigir un proyecto de la Fedefut, para encargarse de las futuras selecciones menores de futbol sala, en Sub-17 y Sub-21.
"Aunque me siento bien a los 38 años, será mi último Mundial. Luego me sentaré con mi esposa a analizar varias opciones, para definir si sigo o no. Hay que saberse retirar. Ya recibí tres cursos y me interesa ser entrenador. De momento, lo principal es determinar qué es lo que más le conviene a mi familia", concluyó Diego Solís.
Colaboró en esta información Rónald Sánchez Sánchez.