Washington. D.C. (Estados Unidos). Los técnicos creen en sus propias cábalas. Ayer, Enrique Meza, un minuto antes de que concluyera el juego, envió a la cancha a Hernán Cristante, y el arquero paró tres penales que le dieron al Toluca el pase a la final.
El amuleto de Meza surtió efecto, quizá por azar, por experiencia, o por suerte. O por todo, pero lo cierto es que el técnico mexicano acertó en su decisión.
A Cristante, le bastó lanzarse, en tres ocasiones, al costado derecho de su marco, para detenerle los lanzamientos a Vladimir, Lacey y Campos. Toluca, de su mano, triunfaba 4 a 2, en los penales.
Precisamente, Saprissa, ante el Cruz Azul, había sobrevivido en los disparos desde los once pasos y ayer murió con el mismo hierro con que derrotó a los Cementeros.
El juego, que concluyó empatado a uno, tuvo un marcado aliento azteca, sobre todo en el primer período, porque en el segundo los morados se agruparon mejor, escondieron la pelota y de esta manera lograron el empate, al 58', ya que Víctor Cordero había cometido un autogol al 30'.
Anoche, los rojos volvieron a hacer alarde de su estilo, que rescata aquella vieja máxima del balompié: toco y me voy, como lo recuerda Angel Cappa en su Intimidad del Futbol.
A diferencia del cotejo contra Alajuelense, los mexicanos exhibieron anoche más orden en el mediocampo y limitaron con ello el actuar del Saprissa.
Los rojos fueron más cohorentes que los ticos y administraron, en términos generales, mejor el partido.
A los nacionales, les costó habilitar a sus puntas, Gérald y Sequeira.
Toluca reiteró ayer su lenguaje a lo largo del juego: balón al costado derecho y, de inmediato, el centro al corazón del área.
Este sencillo argumento le hizo mucho daño al equipo morado.
Lo paradójico fue que el autogol de Cordero nació de un centro que procedía del sector izquierdo.
Los saprissistas sufrieron con los pases reiterados a Cardozo, en espera de que el paraguayo, con un cabezazo, definiera el partido.
El primer susto que pasó Lonnis fue en el 14', cuando Abundis envió un remate al poste izquierdo, y ello solo fue un aviso de lo que buscaba el Toluca.
Luego de esta jugada, Lonnis le haría un paradón, al 19', a Cardozo. Los rojos demostraban de esta forma que eran los amos y los reyes en la gramilla.
Más presencia
En el complemento, Saprissa tocó más y mejor. El equipo tico se agrupó en el mediocampo y, aunque los mexicanos controlaron siempre el encuentro, ya tropezaron con más obstáculos para llegar al arco de Lonnis.
La presencia de Myers, en funciones de enlace, constituyó un elemento esencial en la mejoría morada.
Toluca, en este lapso, siguió fiel a su futbol. Toque y búsqueda, pero ya sin la claridad de la que disfrutó en el primer período.
Fruto de ese acompañamiento, del que careció en la inicial, Saprissa tejió el empate en los pies de Vladimir, Cordero y Sequeira, quien dio la puntada final, al 58'.
Ayer, Cordero quiso resarcirse de su error y lo consiguió con su pase para que Alejandro, con toque certero, le devolviera las esperanzas a los morados.
Tras un juego en el que creció silenciosamente, Saprissa se rindió en los penales y ,con el resultado, Meza apuntaba en su libreta un triunfo en el que pesó su osadía, su experiencia y su suerte.
Los técnicos tienen sus cábalas a las que le apuestan a ojos cerrados y, a veces, como ayer, salen victoriosos.