
México D. F. Costa Rica no es la mansa víctima de años atrás, que llegaba a México con la consigna de perder por la menor cantidad de goles; pero tampoco se puede pavonear como favorita por haberle quitado, hace dos años, el invicto a los locales en el estadio Azteca.
Lo cierto es que el partido de esta noche entre ticos y mexicanos, a las 9 p. m. (8 p. m. de Costa Rica), tiene un difícil pronóstico.
El recuerdo de julio del 2001 le sirve a los costarricenses para saber que es posible ganar en el Azteca y que tienen todo el derecho de soñar con jugar el domingo la final de la Copa ante Brasil.
La virtual recuperación de Gilberto Martínez es una gran noticia para el equipo, que tendría así solo la baja de Mauricio Solís por tarjetas amarillas. En su lugar estará Daniel Vallejos, quien llegó de titular a la Copa pero perdió su lugar tras el partido del debut frente a Canadá.
Por lo demás el equipo parece que será el mismo, aunque el seleccionador Steve Sampson apenas lo confirmará a la prensa poco antes del juego.
Rolando Fonseca –quien anotó el primer gol en aquella victoria de la guió a Tricolor, la única en el Azteca– es una fuerte duda en la cabeza de Sampson.
El goleador histórico de la Selección fue suplente ante El Salvador; sin embargo, por sus calidades es una carta tentadora para la formación titular.
“Fonseca quiere ser titular y eso me gusta. Me gustó mucho la actitud que mostró en la banca en el juego contra El Salvador”, expresó Sampson ayer en el hotel Radisson Paraíso, donde rehusó dar detalles del equipo que saldrá para no darle ventajas al rival.
¿De quién será la pelota?
Sampson tiene razón al afirmar que los primeros 15 ó 20 minutos del juego serán determinantes porque las dos selecciones tienen la consigna de administrar la pelota y establecer el ritmo del juego.
México –obligado por su condición de local y porque su afición no está convencida de su equipo– saldrá a presionar con la meta de domar a un rival incómodo, con el que tiene una cuenta pendiente.
Mas Costa Rica no se quedará cruzada de brazos, a la espera de su contrario..., al menos eso prometió Sampson.
“Es muy importante que tengamos la bola porque sería muy peligroso quedarnos atrás”.
“México siempre presiona a su rival desde el principio. Nosotros tenemos que jugar inteligentemente, con movilidad para salir bien desde la defensa. Va a ser muy importante que nos movamos bien sin pelota”, agregó.
La Tricolor también tendrá que luchar contra otro rival: la altura. A Brasil, por ejemplo, le hizo mucho daño en su primer partido del torneo, que perdieron ante los mexicanos, según confesó su entrenador, Ricardo Gomes.
Sampson no le pone demasiada atención al asunto. Ayer disminuyó la influencia que eso pueda tener en el desempeño del grupo.
“Creo que no nos va a afectar mucho en la noche, a diferencia de si hubiéramos jugado en la mañana”.
Tampoco lo asusta la presión del escenario. “Hoy (ayer) les dije a los muchachos que el Azteca tiene una gran tradición, pero es solo eso, tradición”.