Santiago de Chile. El edificio que empezaba a levantarse durante la gira por Suramérica se desplomó ayer en el estadio Santa Laura y quedaron al desnudo las debilidades de un equipo lento y descoordinado.
La última presentación de la Tricolor en estas tierras deparó un retroceso preocupante, pues evidenció que lo andado no se realizó sobre terreno firme.
Una goleada de 5 a 1 ante la Selección olímpica de Chile no solo demostró que hay una tarea descomunal para resolver en tres semanas, antes del debut ante Barbados, sino además que lo apuntalado era muy frágil.
Se suponía que ayer los pupilos de Gilson Siqueira Nunes tendrían dominado el discurso defensivo y que mostrarían visos de lo que será la ofensiva contra los caribeños, el próximo 16 de julio.
Mas no fue así. El papelón incluyó, además de la goleada, un balance muy negativo en la defensa.
Un equipo predecible, desconcentrado, partido en sus líneas, que nunca se metió en el encuentro, escaso poder ofensivo y que acusa la falta de un líder.
Esas son las conclusiones que se observaron ayer en el Santa Laura, un estadio con una gramilla en pésimas condiciones, debido a la intensa lluvia que cayó horas antes del cotejo.
Fatídico inicio
La piedra sobre la que se contruyó la goleada fueron los primeros veinte
minutos. Esos que no nos dejaron en paz ante el Portuguesa Santista (2-1) ni contra Paraguay (1-0).
Durante esos fatídicos momentos, tanto en Brasil como en tierras guaraníes y chilenas, la Tricolor se evidenció pésima, pero ayer fue el acabóse.
La gran diferencia es que los chilenos son un equipo más rápido y la velocidad que le imprimieron terminó por destrozar la defensa costarricense.
Dos goles locales en los primeros siete minutos pesaron demasiado y ya no hubo manera de enmendar la partitura. Solo la tenaz lucha de Rolando Fonseca, quien descontó a los 20, sirvió para traer un poco de esperanza.
Pero la suerte terminó por echarse a los 40 minutos con la expulsión de Rodrigo Cordero, lateral derecho que sustituyó al lesionado Jervis Drummond.
A partir de esta acción, hubo que recurrir a la carpintería. El contención Jeaustin Campos se tiró a la derecha, Alexánder Madrigal sustituyó a Dáger Villalobos en la defensa central y Arnáez llegó a la contención.
Mas, la Tricolor era como un barco que navegaba a la deriva, pues sus movimientos obedecían más a los rápidos ataques rivales que a los deseos por llegar a la meta enemiga.
Para rematar el primer tiempo, cayó el tercer gol local y con él se esfumó la posibilidad de reencausar el rumbo en la complementaria.
Al reiniciarse el partido, presenciado por unas 300 personas, quienes retaron el frío de Santiago con estoicismo, los chilenos propinaron otra daga.
Al 49', Álvaro Mesén derribó en el área a
Reinaldo Navia. Sebastián González martilló el penal. La puntilla llegó 18 minutos después, en preciso tiro libre de Rafael Olarra.
El desastre se apoderó entonces de la Tricolor y si bien el ingreso de Austin Berry y
Rayner Robinson le imprimieron algunas luces al juego tico, predominó el desconcierto y la
desazón.
Ya en Costa Rica, Gilson Siqueira deberá repasar sus notas tácticas y
cotejarlas con lo hecho en estas tres derrotas en Suramérica.
Será prudente preguntarse si el sistema que esbozó es el ideal para los hombres que tiene y si resultó positivo realizar una gira al extranjero durante un mes.
Las respuetas a estas inquietudes podrían dilucidar la vergüenza que protagonizó ayer la Tricolor en Santa Laura.