En mi Turrialba natal decimos "hacer de tripas chorizo". En la cabeza del argentino Jorge Mario Olguín eso se traduce como asumir un equipo "pequeño", armarlo a como se pueda y plantarse ante el más pintado.
Porque, hombre por hombre, Santa Bárbara "es menos" que Saprissa, pero ayer demostró que, en futbol, esas comparaciones están lejos de ser matemáticas.
Entonces, ¿en qué basó el triunfo barbareño?
En inferioridad de condiciones, echó mano a un elemento que, si bien es futbolístico, se requiere de mucha planificación para esgrimirlo: la condición física.
Y es que el recurso es un cuchillo de doble filo pues si se usa en el arranque del torneo puede que falle en el cierre.
Como sea, Olguín se arriesgó y midió llegar con sus pupilos con buen talante y sorprendió a un Saprissa "duro" en su regreso de la pretemporada.
De esta forma convirtió una debilidad en su fortaleza.
Potenció fuerza, velocidad y recuperación ante una lenta defensa morada.
Saprissa, además, no tuvo transición en el mediocampo porque sus volantes se presentaron a este primer duelo sin oficio ni contundencia.
También adolecieron de costados inofensivos porque Juan Bautista Esquivel y Jervis Drummond nunca tuvieron licencia para el ataque.
Adelante, los morados fueron dispares: Athin Roper hacendoso, Froylán Ledezma deseoso, pero inmóvil.
Para los locales, con mejor estado físico, el resto vino como por inercia: orden y concentración.
Además, usaron otros recursos como los saques largos del portero Alexánder Jara, que dejaba a los delanteros de cara al marco de Érick Lonis.
La variantes que ensayó el uruguayo Manuel Keosseián tampoco le produjeron mayor rédito.
Víctor Cordero ayudó a enderezar una errática defensa, pero no aportó en su fuerte: las jugadas de bola muerta.
Víctor Núñez no se entendió con Ledezma y Roper, por lo que se quedó con la pólvora mojada ante sus excompañeros.
Andrés Núñez naufragó en el medio campo, se perdió y al final no pesó.
En cambio, las permutas de Olguín sí que le dieron buenos dividendos.
Claro, tenía la ventaja en la pizarra, por lo que sus cambios solo buscaron fortalecer la defensa, hasta quedarse sin un solo delantero.
Pero tomó el riesgo y ganó. Eso se debe destacar, porque no siempre un técnico se sale con la suya cuando asume este tipo de decisiones.
El extraño gol de Tiscornia dictó la sentencia a favor de un equipo que arriesgó ante otro diseñado para el largo camino que conduce hasta el final del torneo.