A José Francisco Alfaro le tomó casi 20 años reencontrarse con su corazón saprissista.
Eso explica que el domingo le costara tanto conciliar el sueño, porque el lunes al fin cumpliría aquella ilusión que tuvo cuando era solo un niño.
Alfaro reconoció ayer, luego de su primera práctica con el equipo morado, que en su niñez venía desde Tacares (Grecia) a ver a Enrique Rivers, Rónald Mora, Freddy Méndez y Marco Rojas.
Por eso la emoción lo traicionó ayer, al pensar que ahora algún niño lo verá desde las gradas con esos ojos con que él seguía la camiseta morada.
“Los aficionados pueden esperar de mí mucha honestidad, mucha lealtad y mucho amor a la camiseta”, prometió Cocha, con la voz tenue que delata su humildad y sencillez.
Esas son, justamente, sus armas para evitar que la fama que se obtiene cuando se firma con Saprissa se lo trague como hizo con tantos otros.
“No me interesa la popularidad, yo prefiero quedar bien con el entrenador y con mis compañeros”, dijo Cocha, el exjugador de Santos que llega a disputar un lugar entre los creativos saprissistas.
“No espero que sobre mí caiga el equipo, pero sí quiero aportar. Soy consciente de para qué me trajeron aquí”.
La experiencia que por más de 12 años acumuló en el futbol es otro antídoto contra el fracaso, pues le tocó vivir momentos tan difíciles como aquella lesión que a los 20 años pudo llevarlo al retiro.
Hoy, a los 27 años, Alfaro solo se preocupa por aprovechar el momento, mejorar sus deficiencias y pensar en que Saprissa será el club en el que alcanzará su consagración.