El mundo del fútbol llora este 1.° de mayo la muerte del aficionado más famoso del planeta, Manolo “el del Bombo”. Pues resulta que este seguidor de la Selección de España también tuvo un pasado en Costa Rica. ¿Lo recuerda?
El entrenador Juan Luis Hernández Fuertes, quien dirigía al Club Sport Cartaginés a finales de la década de los 80, fue quien se encargó de traerlo.
Juan Luis, que es de origen español, conoció a su compatriota en la Eurocopa de Alemania 88. Y desde entonces, evidentemente le llamó la atención, como a muchos amantes del fútbol.
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Hicieron buenas migas y le dijo que se viniera una temporada a Costa Rica. El trato era que el club le pagaría todo a Manolo a cambio de que trajera lo más importante: el bombo y su voz.
Así que en 1989 el célebre aficionado se dedicó a animar al Cartaginés. Los seguidores brumosos lo recuerdan en la gradería de sombra del Estadio José Rafael Fello Meza, con su grito de guerra “Cartagó-Cartagó”, así con el acento en la última sílaba.
“Fue una época muy bonita, nos ayudó a animar a Cartago y quedó una relación para toda la vida”, recordó con nostalgia Juan Luis este jueves 1.° de mayo.
El entrenador siguió en contacto con Manolo y volvieron a coincidir a lo largo de los años, especialmente en grandes eventos del fútbol.

Las últimas veces que Manolo estuvo en Costa Rica fueron para el amistoso contra la Selección de España en el 2011 y un homenaje que Juan Luis le hizo cuando dirigía a Orión.
En aquel partido contra la Furia Roja, tuvo la oportunidad de ver a Rándall Chiqui Brenes dejar en el suelo a Iker Casillas, en una de las dos anotaciones de la Sele (marcador final 2-2).

Desde entonces, se mantenía atento a las noticias de nuestro país en un chat de WhatsApp que compartía con Juan Luis y los exdirectivos Agustín Brenes, Carlos Brenes y el Padre Miguel Ijurco (QePD).
La estadía de Manolo en Costa Rica fue breve, no más de una temporada. Pero dejó recuerdos para toda la vida y hasta un bombo, que Juan Luis Hernández Fuertes conserva en la oficina como un tesoro.
* Colaboró Gustavo Jiménez Maroto.
