Berlín. El recién divorciado tenista alemán Boris Becker es, efectivamente, el padre de la pequeña Anna Ermakova, según los resultados de la prueba de paternidad a la que se sometió recientemente en Londres.
Los representantes de Becker confirmaron ayer, en Múnich, que la prueba resultó positiva, con lo que se confirmó la versión ofrecida desde un principio por la madre de la niña, una rusa afincada en Londres que decía que su hija era fruto de una relación fugaz con el tenista.
"Reconozco la paternidad, asumo mis responsabilidades y me ocuparé de la pequeña Anna", dijo Becker a través de sus asesores de imagen, dando así por terminada la polémica que había persistido en las últimas semanas.
El multimillonario extenista añadió: "Haré todo lo que esté en mis manos porque Anna pueda ser en el futuro una jovencita feliz, pues los niños son lo más inocente que hay en el mundo".
Ahora, la pequeña Anna, de 10 meses, tendrá los mismos derechos hereditarios que los otros dos hijos de Becker: Noah Gabriel, de siete años, y Elias Balthasar, de uno y medio, fruto de su matrimonio con la también modelo y también mulata Barbara Feltus.
Cuando hace algo más de un mes surgió el rumor acerca de su secreta paternidad, el tenista reaccionó un tanto contrariado.
Si bien no negó de plano ser el padre, afirmó que se sometería a un test con el único propósito de determinar "quiénes son los padres de la niña", en alusión a que la modelo rusa Angelika Ermanikova, de 33 años, quizás pudiera no ser la madre.
La noticia sobre la relación entre Becker y Ermanikova cayó como una bomba en Alemania, pues se produjo en un momento en que la nación intentaba digerir el anuncio de la separación de Becker y su esposa, considerados hasta entonces una pareja modelo.
A falta de informaciones que confirmaran la relación extramatrimonial, la imaginación de los medios de comunicación alcanzó límites inusitados y el popular Bild incluso llegó a hablar de un "robo de semen", es decir, que Ermanikova quedó embarazada únicamente mediante sexo oral.