Miguel Piojo Herrera debutó como técnico de la Selección Nacional, y quizá más de un aficionado se preguntó cómo vivió el partido. Gesticuló, gritó, se enojó, y su rostro se puso rojo debido a las emociones con las que vive cada compromiso.
Herrera, vestido con un buzo azul y abrigo del mismo color, pasó pegado a la banda, de pie en la zona técnica, donde giró instrucciones a los futbolistas.
El Piojo no cayó en sus peculiares ademanes ni en su reconocida explosividad, al menos en la primera parte, pero dejó claro que es un apasionado de su trabajo. Vive y disfruta el fútbol, y eso quedó en evidencia a los dos minutos, cuando dio las primeras indicaciones y luego conversó con Álvaro Galindo, su asistente.
LEA MÁS: Vea el gol con que Costa Rica cae contra Estados Unidos
Al minuto 13, se acercó a Haxzel Quirós para darle instrucciones y luego lanzó el primer reclamo a Cristhofer Corado, árbitro del encuentro, porque consideró que un saque de banda era para la Tricolor, pero el silbatero se lo otorgó a Estados Unidos.

Al minuto 17, se detuvo el juego porque Diego Luna tenía sangre en el rostro, y Miguel Herrera aprovechó para darle indicaciones a Creichel Pérez, quien había golpeado a Luna.
Después cayó el gol, y Herrera llamó la atención a sus jugadores. Conforme avanzó el compromiso, pidió a los futbolistas que mantuvieran el ritmo con el que habían iniciado el juego.
Miguel pasó la mayor parte del tiempo con las manos en los bolsillos, pero constantemente llamaba la atención a sus muchachos. Al finalizar los primeros 45 minutos, nuevamente buscó a Álvaro Galindo y, mientras caminaba junto a él rumbo al camerino, conversaban sobre la presentación de Costa Rica.
Miguel Herrera es todo un personaje en los estadios: grita, encara, se emociona y explota. Sin embargo, en su primer juego al frente de la Tricolor, y por tratarse de un amistoso, estuvo calmado, aunque no tranquilo, ya que cada vez que pudo, dio indicaciones a los jugadores.
