Cuando jugó en México, sus compañeros del Atlético Hidalgo le apodaron Bam-Bam, por la fuerza con la que el argentino Adrián Mahía marcaba, anotaba y eludía a sus rivales.
Ayer, tres años después, en la gramilla del Estadio Nacional, el delantero saprissista demostró que aún su apodo sigue vigente, pues consiguió dos de los cuatro goles con los que su equipo derrotó a Santa Bárbara, y recupero así el primer lugar del campeonato.
No estaba entre los once titulares, y, a pesar de eso, nunca perdió la fe de ingresar y poder aportar a los suyos lo que sabe: anotar y servir pases, los cuales, en la mayoría de ocasiones, llevan como destino final las redes del enemigo.
Mahía jugó por accidente, pues a los tres minutos del primer tiempo, el delantero de los morados, Gerard Drummond, se quejaba a revolcones de una patada en su tobillo derecho, propinada por José Luis Azofeifa.
Era temprano para imaginar una permuta, sin embargo, el argentino, quien se encontraba entre los suplentes, le gritaba a su compañero caído: "Vamos, vamos, vos podés seguir Gerald, vos podés seguir".
Poco después de ser atendido por el cuerpo médico, Drummond retornó al campo cojeando de su pie derecho, debido a un esguince en segundo grado. El médico le aconsejó dos días de reposo, al cabo de los cuales será valorado. Guimaraes, entonces, dio la orden de sustituirlo.
A los 11 minutos, Mahía despedía a Gérald: "Muy bien, muy bien" y en respuesta, su colega le manifiestó: "Buena suerte, compañero". Se apretaron las manos, un ligero abrazo en la línea de cal y, de inmediato, Adrián entró al juego.
No pasaron dos minutos cuando el suramericano tomó un balón por el sector derecho y a pura velocidad y fuerza, eludió al defensor barbareño Javier Delgado y luego habilitó a su compañero Alejandro Sequeira, quien anotó.
Y es que Bam-Bam no solo fue goles en la tarde de ayer. También resultó un verdadero peón durante el tiempo que permaneció en el campo.
"Yo entro al campo a colaborar, sudo la camiseta y me entrego al máximo como lo hacemos todos", dijo.
Lo pasado, pasado
Aún está fresca en su memoria la dura semana en que dejó de entrenarse con los saprissistas, por la diferencia de criterios con respecto a su salario.
"Tengo que repetirlo una y otra vez, no me cansaré de agradecerles a todos los que hicieron posible que yo volviera a vestir esta camiseta que tanto amo. Pero no quiero hablar de lo pasado, es mejor vivir el presente".
"El primer gol lo conseguí de cabeza, gracias a un buen pase de Roy Myers", recordó el artillero, quien juega su tercera temporada con los morados.
Su segunda diana la consiguió en una jugada personal y con un buen toque venció al portero emergente -Rodrigo López-.
"En el camerino los compañeros me hicieron bromas, pues ellos dicen que yo no sé hacer goles con el pie, ya que casi todos los que anoto son de cabeza. Es por eso que me dijeron que fue un accidente y otros me dijeron que le había dado mal a la pelota".
Sobre la tarjeta amarilla que le mostró Rónald Cedeño, luego de celebrar fuera del terreno con la Ultra Morada, su primer conquista, Adrián Andrés comentó: "En serio no sabía que eso se castigaba con amarilla".
Mahía demostró ayer que no quedan rencores en su corazón y que en adelante Saprissa podrá esperar de él todo su empeño en pos de la victoria.