Sobre el equipo que perdió el campeonato pasado cayó una sombra inesperada. Por eso, ante Ramonense, este domingo en el Vargas Roldán, la Liga tendrá que empezar a despejar las dudas sembradas entre sus aficionados.
"Yo no vuelvo más al estadio." Esta fue una expresión que, como un fantasma, recorrió los pasillos de los mercados, los estadios, los bares, los parques y todos aquellos rincones donde el tema Alajuelense irrumpió en la conversación.
De ahí que, en la cancha, los manudos deben neutralizar los malos aires que respiran sus hinchas, golpeados todavía por el título que les arrebató el Saprissa, al final de la temporada anterior.
Y, para hacerlo, tienen que comenzar por armar equipo, debido a la partida de sus más connotados futbolistas, entre los que figuraban Luis Marín, Rodinei Martins, Joaquín Guillén, Richard Smith, Wílmer López, Mauricio Montero y Alexánder Madrigal.
Tras la partida de Manuel Keosseian, Juan Martín Mugica, su sustituto, le apuesta a esa mezcla de juventud y experiencia, que es lo que más sobra en el conjunto rojinegro.
El técnico uruguayo ha defendido a capa y espada la opción que reclaman los jóvenes, pero el problema que en teoría surge es que a la Liga, como al Saprissa, siempre se le exigen títulos.
En la pasada final del Torneo de Campeones y Subcampeones de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe (Concacaf), los manudos salieron con la frente en alto, después de realizar una decorosa presentación contra el Toluca, mas ese sólo fue un examen parcial.
Si usted observa con cuidado el equipo con que cuentan los rojinegros, constatará que, desde la portería hasta la línea ofensiva, los alajuelenses no gozan de una plantilla lujosa.
Un repaso cronológico lo corrobora. En el arco empiezan los obstáculos porque Alvaro Mesén, quien fue el titular en el campeonato pasado y de destacada actuación, está lesionado.
Su sucesor, Ricardo Chacón, posee la confianza de Mugica, pero detrás de él no hay quien genere tranquilidad. Anthony Castro -el tercer arquero- apenas da sus primeros pasos; de ahí que los manudos piensen en contratar a Alvaro Fuentes, al que ya le ofrecieron la oportunidad de pisar suelo alajuelense.
Reacomodar fichas
Con Enrique Smith como líder, Mugica organizará su zaga, en la que Richard Mahoney y Léiner Villalobos llenarán las plazas que dejaron Luis Marín (Comunicaciones, de Guatemala) y Alexánder Madrigal (Unión de Curtidores, de México).
Villalobos y Mahoney se caracterizan por tener más fortaleza que técnica, por lo que, ya de salida, Alajuelense quizá se tope con algunas dificultades. Hárold Wallace y Austin Berry, en las bandas, garantizan presencia en ataque.
Kénneth Paniagua, en el mediocampo, tiene el desafío de contribuir en la creación tanto como lo hacía Wílmer López (Tolima, Colombia).
El reto de Paniagua será demostrar una constancia parecida a la que Wílmer plasmó a lo largo de su carrera con la divisa liguista.
Mientras Paniagua ya ha andado mucho camino, su compañero en la zona media, Giovanny Hidalgo, tiene el gran desafío de consolidarse en la contención. A la sombra de Joaquín Guillén (Municipal de Guatemala), el exgeneraleño estaba condenado a ser suplente.
Como ven, Alajuelense llega al torneo con más sorpresas que luces.
En ataque, Josef Miso, quien tres años atrás llegó como un perfecto desconocido, tendrá que llevar la cruz de la ofensiva manuda.
Al eslovaco lo pretendía, según el directivo Rafael Alfaro, el Toluca de México, equipo frente al que Miso hizo un extraordinario juego, en la reciente final de la Concacaf.
Entre David Diach y Johnny Cubero estará la pugna por el segundo puesto, que aún está disponible en la ofensiva. Por sus condiciones técnicas y su intuición para llegar a la red, Cubero se perfila como el candidato para secundar al europeo.
La probabilidad de que un extranjero esté junto a Miso en el ataque es otra opción que maneja la directiva manuda. Alfaro añadió que existe interés en el argentino Carlos Montano y que no hay el menor deseo de contratar a Flavio, brasileño que está a prueba. Nisson Perea, por su parte, es víctima de su lesión.
De Alajuelense ya no se hablan maravillas, como en las últimas tres temporadas, pero ese es, precisamente, el desafío que invita a los rojinegros a subir a la cima del certamen.