Hace mucho que sabemos que hay una gran industria detrás de la moda. Lo que no es tan claro, es que de vez en cuando los profetas, los usuarios o los diseñadores de la moda hacen lo que en el mundo inglés se denomina un "fashion statement", lo que en español podríamos pensar que es algo así como una "declaración de estilo", y de repente nuestras vidas cambian para siempre. Mucho menos estamos conscientes de que estas declaraciones a veces adelantan un mensaje sociológico, que por supuesto escapa, y a veces por mucho, a los estudiosos de la naturaleza humana.
Algunos mensajes. Baste recordar algunos de estos mensajes. Un día los varones dejaron de usar -porque sí- sombrero, y los Stetson se volvieron un anacronismo y una rareza. Imagínense todas las ventas perdidas. Otro día una diseñadora en Londres decreta, en la década de los sesentas, la locura de la mini. Hasta que nos cansamos las mujeres y nos pusimos la falda larga, para volver al corto tiempo a un largo más confortable, ni tan maxi ni tan mini. En la diversidad de diseñadores y estilos que hay ahora es difícil distinguir si ocurre una "declaración de estilo" tan nítida que amenace con cambiar nuestras vidas. Me gustaría pensar que el último desfile de modas de Johji Yamamoto, contiene una y muy importante para una legión de mujeres que están en la etapa de la madurez.
Yohji Yamamoto entró a mi vida cuando mi hija encontró en un viaje, en un baratillo, una chaqueta mágica de este diseñador, que es toda una declaración de personalidad y estilo, y que siempre da gusto usar. Esa es una posible manifestación del arte de un diseñador, cuya obra, al igual que en otras artes supuestamente más respetables, produce un placer estético que no disminuye con el tiempo
Otro desfile. Pues bien, en el desfile de marras, una periodista le pregunta a Yohji, un japonés de cara bondadosa, cuál es la dirección a que apunta el desfile. Yohji con una sonrisa anciana y linda, aunque debe ser relativamente joven, responde que se ha puesto demasiado énfasis en las mujeres, que estas no podrán seguir su ritmo de cambio unilateralmente si no cambian también los varones, y por eso ha dedicado el desfile a la moda masculina.¡Vaya! Y como si esto no fuera suficiente, ha puesto a desfilar en la pasarela a modelos mujeres con esa ropa gloriosamente masculina que ha diseñado. Ese enredo de mujeres usando ropa de hombre ya está muy trillado. Donde para mí estaba la oculta y verdadera declaración de estilo era en el hecho de que las modelos no eran ni jóvenes ni delgadas.
Eran más bien maduras y entradas en años. Desfilaron por la pasarela felices de la vida, sintiéndose cómodas y divinas, con sus arrugas, sus rollitos y la bellísima ropa -no importa que fuera masculina- que había diseñado Yamamoto. Y de veras que se veían bien lindas. ¿No es esta una noticia refrescante para el ejército de mujeres, que no tendremos nunca más ni veinte años ni la talla seis?