Opinión

Un poco, un poquitín, un pichintún

 Hace dos décadas, Pierre Thomas documentó una pato-lógica cultura del pobreci-tico

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Cada lengua tiene su peculiar sistema para “disecar” la realidad y tratar de apresarla por el lenguaje: en el mismo español, respecto de “cantidad reducida” caben variantes sorprendentes, desde el “pichintún” tan chileno, hasta el hondureño “banano” de los “poquiteros”, pasando por los arreglos a puro puchito de asfalto en Costa Pobre. Y en la Edad de Oro, José Martí refiere a “aquel hominicaco” de rey y el “picolín” que iban a dar de esposo a su hija. Y el mismo diminuto y frágil hombre, pero autor cubano de los más grandes, refiere a una “mezquinísima” estatua de Lincoln, en Estados Unidos. Buscamos quitarnos un poquito o un pocote... muy pinche ( La Nación 10/11/2006)… ¿de la carguilla 'e leña o de voluntad?








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