Opinión

Un delicado equilibrio

El proceso democrático en Rusia es precario y lleno de riesgos

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Los problemas de salud del presidente ruso, Boris Yeltsin, y sus prolongadas ausencias del Kremlin derivadas de la enfermedad, han alentado una creciente competencia entre sus principales colaboradores. Dicha rivalidad ha desembocado muchas veces en confrontaciones públicas, intensificadas por el vacío de autoridad presidencial. El fenómeno responde, en importante medida, a la falta de líneas claras de jerarquía y una confusa redundancia de funciones gubernamentales, sistema ideado por Yeltsin para mantener en jaque a lugartenientes cuya avidez por el poder es notoria.








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