Costa Rica ha experimentado, en la última década, un período de transición ambiental típico de un país en vías de desarrollo. Persisten los riesgos ambientales tradicionales de contaminación fecal y descargas de desechos sólidos a ríos, quebradas y playas; además, emergen otros tipos de contaminantes característicos de países desarrollados, como la contaminación de fuentes de agua con hidrocarburos, y episodios de mortandad de peces por descargas de desechos industriales a los cuerpos de agua.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emplea el término “transición del riesgo”, para describir la disminución de los “riesgos tradicionales” y el aumento de los “modernos”, que tienen lugar a medida que el desarrollo económico progresa. En concordancia con esta transición, el país ciertamente ha sufrido, en los últimos 6 años, contaminaciones clásicas de un país industrializado en diferentes fuentes de agua, situaciones para las que carecemos de capacidad preventiva.
Contaminaciones clásicas. Como ejemplos de lo anterior, podemos citar los problemas sufridos en el 2001 con carbolina en la planta de tratamiento de Guadalupe, la contaminación con hidrocarburo en la planta potabilizadora “Los Cuadros” de Moravia en el 2002, la presencia de gasolina en el embalse “El Llano” en el 2004, y la introducción de tolueno y otras sustancias químicas en las fuentes de Moín, esta última provocada por el incendio de la empresa Industrias Químicas Holanda, que tuvo lugar el 13 de diciembre del 2006 en Limón.
En este contexto, es importante anotar que, cuando existe una gestión inadecuada de los riesgos ambientales, los “riesgos tradicionales” no desaparecen en todos los estratos sociales y siguen siendo una amenaza para los pobres desfavorecidos, mientras que los “modernos” se mantienen incólumes. Por el contrario, con una buena gestión de los riesgos ambientales, los problemas tradicionales pueden llegar a eliminarse casi por completo, y los modernos o industriales disminuyen gracias a programas efectivos de prevención.
En razón de esto, es muy importante analizar, con detalle, las experiencias vividas por AyA en las mencionadas contaminaciones por hidrocarburos, para elaborar programas preventivos y minimizar los riesgos ambientales modernos, preservando de esta manera la calidad de las fuentes de agua, la salud y la calidad de vida de los costarricenses.