
Gracias a Internet, ese moderno heraldo de buenas y malas noticias, recién me entero de un pronunciamiento de don Albino Vargas, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), que me dejó con el (poco) pelo (que me queda) parado.
Según don Albino, hay en curso una "maléfica obra pervertidora de nuestra forma de ser costarricense", promovida por una cierta "Alianza de Negocios Grupo PLUSC" (PGBA, por sus siglas en inglés).
Ante esa malévola acción de perversión, el país había podido defenderse con uñas y dientes, trabajando de lunes a viernes de 8 a. m. a 4 p. m., con una birrita ocasional y con posibilidades de ir todos los domingos al estadio.
Hasta la llegada, siempre en palabras de don Albino, de un tal "TLC vendepatria y entreguista, que terminará esa maléfica obra de saqueo institucional organizado desde la cúpula del tradicional poder bipartidista".
Yo francamente de esto no entiendo mucho y por eso quisiera que tal vez la ANEP o la PGBA me expliquen cómo se va a desarrollar la "feroz y creciente resistencia a que ese TLC triunfe". O mejor aún, por resultarme más incomprensible, que alguien me aclare cómo unos "tagarotes y angurrientos como son, ebrios de codicia, además pactaron en ese TLC la entrega del INS, del AyA, de la CCSS".
¿Le entregaron todo eso a los mismos que se van a llevar para otra parte la isla del Coco, que se cree que son los mismos que quieren vender misiles Scud en la Armería Polini?
Don Albino, quien me parece, como decían las abuelas, una persona muy tilinte y avispada, pide en el mismo pronunciamiento que el jueves 17 salgamos a la calle y nos manifestemos "contra semejante intentona de dejarnos sin país (que se lo llevarían, presumo, para la misma bodega adonde se habrían llevado la isla del Coco).
Y termina él con una sentencia lapidaria que me paró de nuevo el pelo: "que el referéndum de la calle aplastará sus abultadas billeteras".
Ahí fue donde mi temor llegó a su límite. Precisamente ese jueves planeaba ir a San José a hacer unos pagos y de paso comerme un helado de sorbetera donde Lolo Mora.
¿Irá alguien, don Albino, a aplastar mi abultada billetera? Porque si está abultada es simplemente por la cédula y la licencia, unos pedazos de chances y varias tarjetas Colibrí?