Teniendo a mano las cifras económicas de final del 2006 relativas a salarios mínimos, tipo de cambio e índice de precios al consumidor, es oportuno hacer un nuevo análisis que ponga de manifiesto las tendencias de los salarios crecientes, que han sido realidad durante los últimos 11 años en Costa Rica.
Las principales conclusiones del análisis las resumo en los siguientes párrafos:
Los salarios mínimos del 1.° de enero del 2006 al 1.° de enero del 2007 aumentaron en un 11,24% y el índice de precios al consumidor, que mide la inflación interna de la canasta básica, aumentó durante el 2006 un 9,43%, lo que confirma un nuevo año de crecimiento de los salarios reales en el país.
Durante el período de 10 años que van del 1.° de enero de 1997 al 1.° de enero del 2007, el salario mínimo de los operarios y de los trabajadores especializados en general, expresado en términos de dólares, ha aumentado en un 33% y le ha ganado terreno a la inflación.
El salario mínimo de un operario que en enero de 1997 era de $1,03 por hora, en enero del 2007 llegó a $1,37 por hora.
Superiores. Con base en cifras fehacientes, puedo afirmar con certeza que, durante estos últimos 11 años, los salarios mínimos de los operarios, de los trabajadores calificados y de los no calificados, han sido siempre superiores a los salarios nominales que hubieran resultado de aplicar el aumento en el índice de precios al consumidor, en cada año, sobre la base del salario mínimo inicial al 1.° de enero de 1997.
En otras palabras, los salarios reales de los trabajadores especializados o no especializados –salarios nominales ajustados por el índice de precios al consumidor– han mantenido un crecimiento constante durante los últimos 11 años.
Por mi formación profesional y por mi trabajo, mantengo una actitud vigilante sobre la evolución de los salarios como elemento de remuneración al trabajo, convencido de que una política económica y social que mantenga como objetivo el crecimiento de los salarios reales necesariamente producirá un resultado de mejoramiento social en beneficio directo del ser humano, cuyo bienestar debe estar siempre en la mira de los gobernantes.