El referéndum y el plebiscito son formas en que se manifiesta la democracia directa. Al contrario de lo que sucedía en la democracia ateniense, ahora son procedimientos excepcionales de expresar el pueblo su voluntad.
Cada uno de estos actos tiene su particularidad. Ambos son de relevancia constitucional, pero difieren: por el plebiscito, el pueblo delibera sobre un tema sin ningún acto previo de los órganos estatales, condición que sí requiere el referéndum.
No obstante esta diferencia, en ocasiones se presentan sumamente diluidos en la práctica, por lo que pareciera que son términos sinónimos.
Sin embargo, en teoría, se admite que el plebiscito es la decisión directa del pueblo sobre un suceso excepcional, que normalmente está fuera de las previsiones constitucionales, no precedido por actos estatales.
El referéndum, en cambio, es objeto de disciplina constitucional y puede comprender situaciones distintas, recibiendo un nombre para cada una de ellas.
Clasificación elemental. Así, y citando a Gladio Gemma, podríamos distinguir la siguiente clasificación elemental: Constituyente, cuando se refiere a la aprobación de una constitución; constitucional, el que atiende a la revisión de la Constitución; legislativo o administrativo, si concierne respectivamente a leyes o actos administrativos; nacional o local, cuando tiene relación con la eficacia territorial. Finalmente, en cuanto a los efectos, el referéndum puede ser facultativo, cuando puede faltar sin que esta ausencia tenga consecuencias sobre el acto, y obligatorio, si la voluntad del pueblo es necesaria para la validez del acto.
El referéndum se considera como el principal instrumento de la democracia directa, por lo que se puede afirmar que esta no existiría sin aquel. El referéndum asegura el pleno poder del pueblo, pero como práctica, es complicado y difícil que la democracia moderna lo emplee con frecuencia, ya que es propio de países de escasa población, como Suiza, que lo ha logrado mantener a través del tiempo. Después de la Primera Guerra Mundial, nació una tendencia a incorporarlo en el texto constitucional, pero sin funcionamiento en la práctica. Los gobernantes de la democracia liberal siempre le han tenido temor al poder popular por cuya razón rechazan toda posibilidad de la democracia directa.
Acto manipulable. Pero hay algo que es conveniente entender. En las democracias modernas, con su entrabamiento administrativo, el exceso de población y la propaganda al alcance de grandes intereses económicos, el referéndum puede convertirse en acto popular manipulable. Teóricamente, la democracia directa es ideal; en la realidad actual, la democracia indirecta es la única que puede funcionar relativamente bien.
El referéndum solicitado por algunos ciudadanos y por representantes de los organismos oficiales en Costa Rica, es noticia destacada en el mundo por ser un acto de extrema excepcionalidad, pero tengo mis dudas de sus resultados favorables.
En ocasiones, pienso que no es aconsejable hacerse demasiadas ilusiones sobre los ideales absolutos de la democracia. Todo lo que tiene relación con valores y principios, es relativo. Y en democracia, diez veces más. El que pide la democracia total, solicita lo imposible.