Opinión

Racionalidad y experiencia creyente

La fe no riñe con la objetividad

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En círculos intelectuales es frecuente que se considere que lo religioso sea equivalente a fanatismo o dogmatismo. Para estas personas es un lugar común que lo racional se opone a la experiencia creyente, como si tener fe supusiera cerrarse a la evidencia o al pensamiento crítico. Pero, muy a pesar nuestro, se llega a comprender estas posiciones cuando alguna persona –en virtud de su fe– se cierra en el apologetismo o en la condena a los que piensan distinto, sin argüir un razonamiento convincente. Dios se convierte en el principio de autoridad para imponer ideas: una especie de argumento último, ante el cual no cabe una réplica que sea válida. De ahí el rechazo por parte de aquellos que quisieran razonar, aunque ello lleve a la polémica y a la diversidad de opiniones.








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