El concepto "globalización" se ha entendido mal y se ha distorsionado, a veces intencionalmente. No se trata de facilitar los negocios de un banquero neoyorquino con otro de Singapur, como se ha dicho. Mucho menos es fortalecer a la gran empresa e internacionalizarla con el único provecho de sus dueños, ni de propiciar un libre comercio entre países que favorezca solo a los grandes y en el que se practiquen impunemente la "ley del embudo" o la "ley de la selva". Seguir por ese camino equivocado seguirá fomentando la violencia e impedirá el progreso que requiere la humanidad, como un todo y en todos los órdenes.
Por eso el concepto "globalización" se debe clarificar y reorientar para que gradualmente se logre el objetivo de todo proceso de desarrollo económico y social: cristianizar la economía, sin las tendencias comunizantes ya fracasadas, y fortalecer a la persona humana, en todo el mundo.
Esto significa que no es conveniente seguir aumentando el poder del Estado que, si bien es necesario que exista, hay que eliminarle las restricciones indebidas y perjudiciales para la persona humana. En Costa Rica todavía se vive un intervencionismo incompatible con la verdadera libertad, a la que todos aspiramos y merecemos. Podría dar numerosos ejemplos de esta inaceptable situación, pero por razones de brevedad no lo hago.
Paz permanente. La globalización tiene un objetivo cardinal: la paz interna de cada país y, por ende, la paz internacional permanente. La primera tiene en Costa Rica muchos defectos, como evidencia la inseguridad interna en aumento que, si no se elimina pronto, nos conducirá a la anarquía y a que cada quien se haga justicia por su propia mano. Y la paz internacional tiene todavía grandes imperfecciones, pero sí se han empezado a hacer aportes, como las meritorias actuaciones del Dr. Óscar Arias Sánchez, premio Nobel de la Paz, y algunas intervenciones en los foros internacionales del Dr. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría.
Pero ahí no paran los fines de la globalización. No habrá paz mientras imperen injusticias. Es indispensable que en Costa Rica los gobernantes enfaticen más el combate de la pobreza extrema y las desigualdades sociales y, además, que se haga un gran esfuerzo por proteger y desarrollar vigorosamente al sector campesino y al hombre del campo: origen y fundamento de nuestra nacionalidad. Ese y otros desequilibrios internos preocupan y deben eliminarse pronto y con firmeza, para bien de todos los habitantes del país. Si así procediéramos, podremos contribuir a la globalización con el ejemplo y con prédicas constructivas en el plano internacional.
La globalización también conlleva abolir las fronteras físicas y universalizar una moral cristiana, con respeto a las tradiciones y características de cada nación.
Con honestidad. La globalización también significa aumentar el comercio internacional con honestidad y sin trabas ni privilegios indebidos. Cabe recordar e insistir en que el comercio resulta o deviene de la producción y que toda empresa privada grande, mediana o pequeña debe tener libertad para operar y, además, responsabilidad social. Hay que comprender que sus ganancias no especulativas y sí equitativas para ser merecidas, han de ser consecuencia del cumplimiento de razonables obligaciones para con el Estado, para con sus trabajadores que deben ser considerados como "asociados" y, primordialmente, para con los consumidores de sus productos o servicios.
Y, para que haya globalización bien entendida, es necesario que, como antecedente luminoso y como ejemplo para todo el mundo, se construya aquí la unidad nacional en asuntos fundamentales, dentro de los más depurados principios democráticos y sin afectar el libre juego de los partidos políticos. Solo así podremos resolver bien los grandes problemas nacionales y contribuir otra vez con el ejemplo a que se aborden y resuelvan las cuestiones básicas que inciden en todos los seres humanos, como la lucha contra la contaminación ambiental y la pobreza extrema, que son, sin duda, flagelos de alcance mundial.
Creo que el día en que se acepten estas sugerencias el concepto de "globalización" será no solo una gran meta universal, sino también motor para el progreso sostenible e ininterrumpido de todas las naciones y las mantendrá en armonía unas con otras.