El concepto moderno de partido político aparece por primera vez con Edmund Burke, quien en l770 lo definió como "cuerpo de personas unidas para promover, con su común compromiso, los intereses nacionales a partir de un específico principio sobre el que todos están de acuerdo". Burke contrapuso el partido a la facción, que es solo "una lucha mezquina e interesada por la conquista de puestos y remuneraciones" .
Negación de la política. Partido no es, entonces, una organización para defender intereses particulares o de grupo. No basta tampoco la identificación del interés de grupo con el interés nacional, aunque eventualmente puedan estar de acuerdo, porque frecuentemente la invocación al interés nacional es solo una manera encubierta de legitimar el del grupo. Debe existir, por eso, una clara separación entre el interés nacional y el particular, aunque en una acción bien concertada todos alcanzan su equilibrio, porque el interés público consiste precisamente en eso. La facción es todo lo opuesto al partido político: su degeneración máxima y la política facciosa es la negación radical de la política como el arte de gobierno de la polis.
Costa Rica pudo alcanzar las sobresalientes cotas de desarrollo, que la han caracterizado hasta hace poco, porque, en una parte del siglo pasado, tuvo verdaderos partidos políticos que, con más o con menos defectos, lucharon por los intereses nacionales. Agotados y sin renovación esos partidos, solo queda su apariencia, que ahora cobija a sus maquinarias convertidas en facciones para la conquista del poder y sustentadas en un electorado dócil que, harto de la explotación de su buena fe, ahora se les rebela, y de ahí su alarma.
Pensamiento y acción . Las transformaciones de Costa Rica, por el contrario, han sido obra de grupos de pensamiento y de ideas que, orientados por el interés nacional, han sabido interpretar los valores sentidos por la población. La cuestión social tuvo una larga gestación que se inició con la pastoral de monseñor Thiel, siguió con el general Volio, Manuel Mora, y se institucionalizó con las reformas del Dr. Calderón Guardia. La democratización del bienestar y del poder, que vino después, fue un proceso intelectual liderado por los jóvenes del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales de la década del 40, que luego formaron Acción Demócrata y el PLN. En ningún caso fueron ocurrencias, ni tampoco prejuicios ideológicos impuestos a la realidad, sino respuestas bien pensadas a la realidad nacional.
Esto hace ver con claridad que esos partidos tradicionales hace mucho dejaron de ser partidos y que solo son facciones organizadas para la conquista del poder.
Una nación amarrada. Con gran acierto el último Informe sobre el estado de la nación concluye que Costa Rica es una nación amarrada, por lo que no pueden actuar las poderosas energías que demostró tener en el pasado. Parte de los grilletes son la desaparición de los partidos y su conversión en facciones, resultado de la jaula de hierro mental de aferrarnos a lo que fue y ya no es, y la falta de agilidad para encontrar nuevas soluciones. La salida de esta prisión requiere, como en el pasado, la toma de conciencia por el electorado, el llamado a la acción por parte de un amplio grupo dirigente, y, lo que es nuevo como la sociedad de masas que creó la prisión la amplia participación de los medios de prensa, porque la información tiene un papel capital que desempeñar en esa excarcelación.