A partir de los artículos publicados en este diario el 7 de mayo y 1° de junio respectivamente sobre la investigación del papiloma humano en los hombres, y la "radiografía" del virus papiloma humano en Guanacaste, cabe mencionar la importancia de estos resultados.
La primera información ("Revelan 'radiografía' del virus papiloma humano en Guanacaste") afirma que, de 700 hombres, 112 presentaban displasias o lesiones relacionadas con este mal. Cada mes, según cifras del hospital Calderón Guardia, se detecta un caso de cáncer de pene en el país.
Se señala que el papiloma (como virus) generalmente va acompañado de enfermedades, como cándida, tricomonas y herpes.
Se afirma que hay una alta relación entre la presencia de lesiones en la mujer y el compañero sexual.
En el 80% de los casos en que la mujer tiene una displasia o carcinoma, su pareja sexual también lo presenta.
Por otra parte, la pesquisa sobre el virus hecha en Guanacaste, revela que la prevalencia en la provincia es alta: 26,4% de las mujeres estudiadas presentaba la infección.
De ellas, 13,7% son portadoras de alguno de los tipos de virus oncogénicos (los que pueden desencadenar cáncer).
La primera investigación parcial concluye que algunas de las causas principales de ese virus son la práctica de la sexualidad masculina desde temprana edad, haber tenido diversas parejas sexuales, y disponer de escasa información.
Cada año, el cáncer del cuello del útero roba la vida a 200.000 mujeres en el mundo. Según el estudio, existen más de 100 tipos (VPH); 40 de ellos infectan los genitales, y una decena desencadena cáncer del cuello del útero, de pene y de boca.
Ellos también tendrán que hacerse citologías de raspado uretral, tal como se realiza a la mujer por medio vaginal.
Ellos también sufren de cáncer en el pene. Ellos también padecen displasias (células cancerosas).
Este problema invita a una reflexión profunda. El virus del papiloma humano no se cura, y no solo la mujer lo sufre. El hombre que era el portador, ahora también padece del mismo mal.
Lamentablemente, los resultados de las investigaciones confirman que la sexualidad sigue genitalizada y falta de integralidad.
Si seguimos creyendo que la sexualidad es solo genital; si persisten el egoísmo y la promiscuidad; si la doble moral con la infidelidad, la mentira y la traición siguen siendo los ingredientes ocultos e insanos en las parejas; si no incorporamos normas éticas en las relaciones sexuales; si no hay un cambio de educación y de actitud responsable ante la relación coital, démonos por enterados de que nuestras futuras generaciones seguirán llevando dolor y luto a miles de hogares costarricenses.