Padre Nuestro que estás en las devastadas carreteras de la vida, te ruego, te suplico y te imploro que los cráteres por los que atravesamos todos los días nos dejen pasar y no nos traguen con todo y automóvil. Te lo pedimos, Señor. Que el hueco nuestro de cada día no se esconda debajo de la lluvia y de la noche para que no se haga leña el chunche. Que el AyA, el ICE y la muni no dejen trabajos a medio palo por las calles por las que yo atravieso. Que el asfalto soporte este invierno. Te lo pedimos, Señor.
Que cada mañana, cuando voy soplado al trabajo, no me encuentre con todas las salidas cerradas, con todas las rotondas congestionadas, con todos los caminos atascados. Que hoy no me toque un accidente. Que hoy no me raye un bus, que hoy no sufra la maldición de ser chocado por un taxi, que el camión no se me venga encima, que hoy no meta la pata, que hoy tenga paciencia y resignación пqué más, Dios mío?Ð, que hoy los madrazos e insultos no hagan mella en mi ánimo, que hoy no me toque a mí, que me perdonen la vida. Te lo pedimos, Señor.
Que la inmensa y porosa nube negra que despide el autobús que va por delante Ðel Karen TatianaÐ no sea tóxica o que al menos me deje un rinconcito de pulmón intacto para seguir ahogándome en este valle de contaminación y smog.
Que no estén arreglando la rotonda, que los semáforos sirvan, que la autopista no esté cerrada, que no hayan dejado botado un furgón sin señales que corte toda la circulación, que el accidente no sea en media calle, sino a la par, que los tractores no se metan conmigo ni me vean feo, que la fila no sea interminable, que los pitazos y gritos no me enloquezcan, que prender la radio me sirva de consuelo, que la paciencia me sirva para algo, que coger el carro no sea una maldición ni un pecado ni una condena.
Te lo pedimos, te lo rogamos, te lo imploramos, Señor.